¿El tamaño importa?

Una de las instalaciones industriales del complejo petroquímico de Vila-seca, la semana pasada.

Una de las instalaciones industriales del complejo petroquímico de Vila-seca, la semana pasada.

LAURA INÉS FERNÁNDEZ

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La semana pasada ejercía mi derecho a no opinar. Esta semana, tras una comida con amigos donde hacemos honor a la práctica del “es que vosotros” y “es que vosotras” y alguna pareja, ya “embebida” se retira peleada pero de la manita, me dio que pensar. ¿El tamaño importa?

El 94% de las empresas españolas son microempresas. Catalunya, que aporta el 20% del PIB, no tiene una estructura empresarial diferente: el 98% de sus empresas son PYMEs y emplean el 80% de la mano de obra.

Sin embargo, el tamaño que me llamó la atención fue que el 18% de la cotización de la Seguridad Social es de autónomos. El 18.

Cuando un alto porcentaje de emprendedores es el resultado de una alternativa al paro, no debemos leer otra cosa más que la precarización del empleo. La atomización del mercado laboral merma las posibilidades de negociación de todo el colectivo y termina llevando los precios a la baja. Más aún en periodos de altas tasas de desempleo y poco (o nulo) crecimiento económico e inflación, como el actual.

Como ya saben, la historia Argentina puede dar cátedra sobre cuestiones económicas. En general, sobre lo que no debiera hacerse (aunque con muy honrosas excepciones). Allí, se conoció en la calle como una exaltación “cuentapropista”. Todos se habían convertido en empresarios. No tenían nómina ni aportaban ingresos a casa, pero armados con móvil (celular en argentino) y coche (allí nadie camina salvo en las grandes ciudades), eran importantes y valientes empresarios. Claramente a algunos no les fue nada bien.

En España, con las altas tasas de desempleo juvenil, es entendible que el estado invierta recursos para formación en emprendeduria en escuelas e institutos. Sin embargo, no termino de verlo claro. La tasa de mortalidad infantil empresarial es altísima y el emprendedor nace y se hace... en general, solo.

El emprendedor de verdad es aquel que se busca la vida y se la resuelve. Que no sabe, pero aprende. Que tiene esa visión, esa pasión o no tiene lo suficiente para resolver las vicisitudes que le planteará el camino de la aventura empresarial.

Creo que es peligroso animar a emprender a quien no está emprendiendo. Cada uno de nosotros debe forjar su propia realidad, sea cual fuere la situación del país. Los datos macroeconómicos sólo nos afectan cuando estamos en paro, si no rara vez somos parte de la estadística importante. Y sólo necesitamos un empleo o tres clientes, no todo un mercado.

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