La sanidad y los hábitos

Redes y salud

Algunas instituciones estudían el uso de internet en la prevención de enfermedades sexuales

JORDI CASABONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Antes la palabra red se asociaba a algún artificio anudado hecho con el objetivo de coger cosas, como el aparejo de pescar, pero ahora está inexorablemente asociada a las redes sociales, un fenómeno nuevo que ha revolucionado el mundo contemporáneo.

Genéricamente, el concepto de red se refiere a un número indeterminado de elementos de características similares conectados, física o funcionalmente, entre ellos (nodos) y tanto a nivel celular como molecular, en la naturaleza son un elemento básico de eficiencia. Un ejemplo son las neuronas, de las cuales solo en la corteza del cerebro hay 10.000 millones con capacidad de comunicarse a través de un número aún mucho más elevado de conexiones, llamadas sinapsis.

Esta red, residencia de lo que los antiguos llamaban alma, es la responsable de la capacidad racional del hombre y, en parte, de su conducta (no siempre racional). Gracias a ella el hombre es un ser eminentemente social con gran capacidad para establecer relaciones, pero no ha sido hasta hace poco que la capacidad de análisis que han aportado los ordenadores y sobre todo la posibilidad de trazar los contactos que se establecen a través de internet y de nuevas tecnologías como el Twitter o los blogs, ha permitido analizar con precisión. El análisis de redes es un ámbito del conocimiento científico en pleno crecimiento que se aplica tanto a la física y la biología, como las ciencias sociales y de la salud.

El éxito de la campaña de Barack Obama en las elecciones del 2008 obedeció en gran parte al buen uso de las redes sociales. Las movilizaciones de la llamada primavera árabe muy mediatizadas por los mensajes en la red o, como se explicaba hace poco días en este diario, la utilización de Twitter por parte de la policía para divulgar mensajes de prevención, ejemplifican la capacidad de influencia de las redes sociales.

Pero aparte de divulgar información, el análisis de redes es ya una práctica habitual en el ámbito político y publicitario y solo ahora empezamos a intuir sus implicaciones. El acceso a la información de internet por parte de los servicios de inteligencia de EEUU y Gran Bretaña para saber no solo lo que la gente se dice, sino a quién se lo dice, es una prueba.

En el ámbito de las ciencias de la salud, en tanto y en cuanto buena parte de las enfermedades están relacionadas también con los hábitos y conductas, y estas -más allá de las bases biológicas- están a la vez influidas por un montón de determinantes sociales y culturales susceptibles de transmitirse (memes), las redes son fundamentales para entender la distribución y propagación de muchos problemas de salud.

Un estudio epidemiológico realizado en una amplia red social de EEUU demostró que las personas obesas formaban agrupaciones y que las más felices y las más infelices también tendían a agruparse entre ellas, las primeras con un alto número de contactos y las segundas más aisladas en la periferia de la red.

Dado que las relaciones sexuales son el contacto más físico que podemos tener con otra persona, en salud pública es en el ámbito de las infecciones de transmisión sexual (ITS) incluyendo el SIDA, donde más se ha aplicado el concepto de red. Se acepta que aproximadamente un 10% de las personas con una ITS han participado en la transmisión del 85% de las ITS diagnosticadas, y modelos matemáticos han demostrado que una intervención efectiva en estos grupos al comienzo de una epidemia disminuye mucho la capacidad de propagación de la misma.

Por otra parte, asegurar que los contactos sexuales de las personas con una ITS accedan al sistema sanitario lo antes posible, es una de las herramientas básicas para romper la cadena de transmisión y disminuir su impacto. El 4 de julio se presentaron en la Agència de Salut Pública de Catalunya los resultados del proyecto EMIS, una encuesta conductual europea dirigida a los hombres que tienen relaciones con hombres (HSH) que a través de internet logró 240.000 respuestas.

Dado que cada vez hay más personas que establecen contacto a través de internet con el fin de tener relaciones sexuales y que existen redes sexuales más o menos estables, varias instituciones están estudiando la viabilidad de usar las redes sociales y las nuevas tecnologías para hacer intervenciones preventivas, especialmente las dirigidas a HSH. En salud pública las redes sociales nos permiten entender mejor el porqué de las epidemias, el reto radica en usarlas bien para inducir cambios conductuales positivos que faciliten una vida más sana.

Parafraseando a Ortega y Gasset, quizá tendremos que empezar a definirnos como «yo y mi red», pero a medida que sabemos más de los genes, los neurotransmisores y las redes, también tendremos que vigilar más cómo gestionamos lo que quede del «yo».