Pensamiento Arendt

Hannah Arendt. La maldad burócrata

Hannah Arendt. La maldad burócrata

Magda Anglès

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Pensar es una actividad solitaria, pero que nos ayuda a vivir en comunidad. Así lo defendíaHannah Arendt recurrentemente, recordando el valor esencial de la actitud crítica y la importancia de la búsqueda de la verdad sin necesidad de enarbolar banderas. Ejemplo de libertad e independencia, la vigencia del legado de Hannah Arendt (1906-1975) vuelve a la palestra gracias albiopic de Margarethe von Trottasobre la imprescindiblefilósofa judía.

Retratar a la pensadora pensando es uno de los aciertos de la película, que se concentra en el período en que Arendt cubrió el juicio al criminal naziAdolf Eichmann, en 1961, para el semanario deThe New Yorker.Barbara Sukowa, la actriz que interpreta la singular filósofa, aparece en numerosas escenas --primeros planos del rostro, el cigarrillo colgando de los labios-- representando una actitud reflexiva. El ser humano es un ser que piensa, una condición que la discípula deMartin Heidegger nunca olvidó.

En efecto, la vida de Arendt es un ejercicio constante de comprensión intelectual sobre aspectos de la condición humana como el amor ('El concepto del amor en San Agustín', 1929), la política ('Los orígenes del totalitarismo', 1951), la condición de apátrida o el mal, como va ser en el caso de 'Eichmann en Jerusalén. Un estudio de la banalidad del mal', 1963. Arendt trató de explicar quién era Eichmann: ¿Por qué acató todas y cada una de las órdenes que le imponían sus superiores? ¿Cómo funcionaba un sistema que permitía ejecutar normas sin sentirse responsable de sus consecuencias? ¿Cómo podía haberse producido una división tan esquizofrénica entreconciencia moral yvalores cívicosa la hora de llevar a término las tareas que le habían atribuido?

El retrato de Eichmann y la crónica del juicio encendieron una áspera polémica. La filósofa atribuía su comportamiento no a la naturaleza monstruosa del sujeto, sino a la falta por su parte de un ejercicio de pensamiento crítico frente a la maquinaria burocrática, explicando su actuación según lo que denominó “la banalidad del mal”. Asimismo, sus declaraciones respecto al papel que jugaron las autoridades judías enturbiaron las tesis principales de Arendt, que se vio acusada deantisemita. A pesar de estas críticas y del aislamiento al que se vio abocada, siguió defendiendo la independencia depensamiento y el ejercicio de la crítica. Recuperar a Arendt, es, una vez más, una invitación a pensar.

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