¿Europeísmo fragmentado, catalanismo unido?

VOTACIÓN EN EL PARLAMENTO EUROPEO

VOTACIÓN EN EL PARLAMENTO EUROPEO / cmm

RAMON TREMOSA /

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La fragmentación creciente, económica y financiera, en Europa los últimos años ya es un hecho: el 2008-2009 los países centroeuropeos y nórdicos sanearon la banca, restablecieron el flujo de crédito de la banca a la economía real y entre 2010 y 2012 estos países han gozado de casi tres años de expansión económica: crecimientos de PIB, exportaciones y caídas del paro. En septiembre de 2009, el entonces comisario de Economía Almunia, predijo brotes verdes para estos países que brotaron de verdad y así los nórdicos han salvado validado su modelo económico y han salvaguardado su modelo de estado del bienestar. En el sur de Europa, en cambio las cosas han ido diferente: Bankia se rescató el año 5 de la crisis y la situación sigue empeorando por causas internas, más que "por culpa de la austeridad que impone la UE" (¿España hará al 2013 otro 10% de déficit público sobre el PIB por quinto año consecutivo?). Las elecciones italianas en febrero despertaron a Alemania del sueño de un 2013 preelectoral tranquilo y la quiebra de los dos grandes bancos de Chipre en marzo (generada cuando Grecia impagó su deuda un 75% y abrió un agujero en el balance de 10.000 M €) ha "casi roto" el euro: de hecho, allí ya no valen los principios de libre disposición de la moneda y circulación de los capitales, que definen toda unión monetaria. En este contexto, la fragmentación creciente económica y financiera amenaza con convertirse en una fragmentación política en toda regla en las próximas elecciones europeas de 2014, tal como hemos visto en las últimas elecciones municipales parciales en el Reino Unido: los tres grandes partidos, más o menos europeístas, pierden votos en favor de los euroescépticos. En este contexto, ante unas elecciones europeas que se prevén unas elecciones históricas (Europa: más integración o marcha atrás), ¿qué debe hacer el catalanismo? ¿debe ir unido, tal como pide por ejemplo Ernest Maragall, o bien concurrir por separado?

1. - Las elecciones europeas se volverán a celebrar sin una ley electoral europea y volverán a ser unas elecciones nacionales con un suave aroma europeo (como dicen en Bruselas, 'European flavour'): serán por tanto la segunda vuelta de las últimas elecciones estatales y las primarias de las siguientes elecciones locales. Hay que recordar que algunos estados, entre ellos España (con entusiasmo de PP y PSOE), han abortado el proyecto de ley europeo que el diputado liberal inglés Andrew Duff ha tratado de impulsar: Duff ha venido dos veces a Barcelona a presentar su propuesta de ley electoral europea en los últimos años, en la que se encontraba la que ya todo el mundo llamaba "enmienda catalana": en países más grandes de 20 millones de habitantes, obligatoriedad de regionalizar la circunscripción electoral, a fin de acercar el diputado al elector y evitar que todos vivan en la capital del país. Sarkozy, por ejemplo, en 2009 creó en Francia 13 regiones electorales siguiendo la lógica de este argumento, que inspira las circunscripciones pequeñas uninominales en el centro y el norte de Europa. Por cierto, que en estos países se dice que la calidad de los políticos elegidos está relacionada directamente con la calidad de la ley electoral.

2. - En España habrá otra vez el 2014 una circunscripción electoral única para todo el país, en la que la Ley de Hondt da un premio excesivo a los dos grandes partidos españoles: PP y PSOE hicieron pocos más e 6 millones de votos en 2009 y obtuvieron 24 y 22 diputados respectivamente, mientras que CiU + PNV y otros socios, habiendo obtenido casi 1 millón de votos, obtuvo sólo 3. Catalunya tiene 7,5 millones de habitantes y sólo envía 7 diputados al Parlamento Europeo, siendo el país del continente donde más votos se necesitan para obtener un eurodiputado. Malta, en cambio, obtiene 5 eurodiputados con sólo 350.000 habitantes, de los cuales votaron en 2009 sólo 150.000: ¡cada uno sólo necesita 30.000 votos! Lo que prevale en los países pequeños es lógica y permite que los principales partidos de los países pequeños obtengan representación, pero en Catalunya esta comparación es especialmente lacerante. Por eso los partidos catalanes, vascos y gallegos han formalizado diferentes coaliciones en todas las elecciones europeas, para tratar de evitar la infra-representación a que les condena la ley electoral pactada entre PP y PSOE.

3. - Si los partidos que defienden el derecho a decidir en el Parlament de Catalunya fueran juntos a las elecciones europeas posiblemente las ganarían en el Principado: esto es muy importante. En 2009 CiU obtuvo el 24% de los votos y el segundo lugar, por detrás del PSC, y ERC obtuvo el 15% en votos y el cuarto lugar, por detrás del PP. Si bien los eurodiputados del PSC Maria Badia y Raimon Obiols son favorables al uso del catalán en el pleno del Parlamento Europeo (una petición que también cuenta con la adhesión del presidente del parlamento Martin Schultz, muy buen conocedor de Catalunya y de la su realidad socio-lingüística), los partidos españoles utilizan los resultados de 2009 en Catalunya para afirmar que el uso del catalán en el pleno no importa a la mayoría de los catalanes. Una candidatura unitaria, si obtuviera la primera posición de manera holgada en Catalunya, sería muy ilustrativa en este sentido de cara a los demás diputados europeos. Al mismo tiempo, mostraría que el derecho a decidir sigue obteniendo una amplia mayoría de los votos, repitiendo los resultados de las últimas elecciones catalanas, donde 2/3 de los votos fueron para los partidos favorables al derecho a decidir.

4. - El próximo parlamento europeo se prevé que será muy fragmentado: la tradicional división de voto norte-sur (que se ha vuelto a visualizar claramente en la reforma de la PAC entre mediterráneos y atlánticos) ahora se han añadido nuevos ejes de fragmentación, en forma de discrepancias crecientes entre diputados de países del euro y países que no pertenecen al euro, y también entre diputados que quieren más integración europea o que quieren menos. En el grupo liberal-demócrata, tradicionalmente un grupo muy proeuropeísta por ejemplo y del cual formo parte como eurodiputado de CDC, las discusiones más intensas entre sus miembros las he visto recientemente por la propuesta de unión bancaria: liberales alemanes y franceses contra liberales ingleses y suecos.

En este sentido, una lista única de partidos catalanes en favor del derecho a decidir que fueran partidarios de una mayor integración europea (una Europa federal, tal como comparten CiU, PSC, ERC e ICV) daría una señal muy positiva del catalanismo en los países y los partidos europeos que quieren seguir construyendo un proyecto europeo más integrado. La lista única, por el contrario, si la abstención crece en Catalunya como se prevé que ocurra en muchos otros países europeos, puede dar resultados electorales contraproducentes si los catalanes a favor del derecho a decidir no se movilizan como en las últimas elecciones catalanas.

El debate sobre la lista única para 2014 acaba de empezar: como todas las cosas, hay argumentos a favor y en contra. Los momentos excepcionales que vive Catalunya, sin embargo, hacen que tengamos que pensar muy cuidadosamente en esta posibilidad, una única lista que yo no veo mal.

En el blog de Ramon Tremosa