La crisis económica
¿Recuperación?
Poco importa que mejore el déficit y baje la prima de riesgo si no hay perspectivas de reducir el desempleo
Josep Fontana
Historiador
Historiador
JOSEP FONTANA
A nte la situación de desastre en que vivimos, celebrada por la señoraAguirrecon la afirmación de que estamos «el doble de mejor» que en otros tiempos, la principal respuesta del Gobierno consiste en prometernos una próxima «recuperación», que va a significar el fin de la crisis y el regreso a una vida mejor, como la del pasado. Pero ¿cómo va a ser el nuevo mundo feliz que se nos anuncia?
Para hacernos una idea podemos echar una mirada a lo que ha sucedido en un país que ha completado ya su recuperación, como Estados Unidos. Según un estudio del Pew Research Center, «en los dos primeros años de recuperación económica de la nación, el valor medio neto de los hogares que integran el 7% de los de mayor riqueza aumentó en un 28%, mientras que el valor medio neto del 93% de los restantes disminuyó en un 4%».
Lo cual se explica por el hecho de que mientras el beneficio empresarial o las cotizaciones de bolsa han vuelto a la normalidad, los sueldos se han mantenido bajos pese a las campañas de quienes han pedido en vano al Congreso que se aumente el salario mínimo de 7,25 a 9 dólares la hora. Hace pocos días, los trabajadores de una serie de oficios de Chicago iniciaron una huelga reclamando «15 dólares a la hora y libertad para formar sindicatos sin represalias». Lo cual se entiende cuando consultamos las tablas de salarios vitales para la ciudad de Chicago, calculados por el InstitutoTecnológico de Massachusetts, donde se dice que en la categoría de un adulto que mantiene a un niño el salario vital debería ser de 20'86 dólares.
El mayor de los problemas es, sin embargo, el de la insuficiencia de los puestos de trabajo. ElWall Street Journaldel 18 de abril reveló que las empresas multinacionales, «que aportan alrededor de una quinta parte de todo el empleo privado en EEUU», han disminuido desde 1999 sus puestos de trabajo en Norteamérica en 1,1 millones, mientras han aumentado en 3,8 millones sus empleos «en ultramar».
La persistencia del desempleo está creando lo queKrugmanllama «la trampa del paro». De los 12 millones de parados que hay en EEUU, 4,6 millones llevan más de seis meses sin trabajo, y 3 millones, un año o más, sin contar los que han dejado de buscar un empleo inalcanzable, que quedan fuera de estas estadísticas oficiales (U3). Lo más dramático del caso es que cuando se crean nuevos puestos de trabajo se tiende a marginar a los que han estado mucho tiempo parados, porque los empleadores potenciales sospechan que algo deben tener de malo cuando llevan tanto tiempo sin encontrar ocupación. Con lo que «se está creando una clase de parados permanentes».
Al problema que representa esta masa de trabajadores que han perdido la esperanza de alcanzar un empleo estable y viven de ocupaciones temporales, chapuzas en la economía sumergida y subsidios y ayudas varios, está el de los jóvenes que no tienen empleo y que pueden ir pasando años sin encontrarlo. Un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (Global Employment Trends 2013) nos dice que hay actualmente en el mundo unos 197 millones de parados (una tasa del 5,9%), que se prevé que aumenten hasta 210,6 millones en los cinco años próximos, con una especial incidencia en los países desarrollados. Entre estos hay unos 73,8 millones de jóvenes parados, un 35% de los cuales llevan por lo menos seis meses sin trabajar. En Europa hay un 12,7% de jóvenes que ni trabajan ni estudian ni se preparan, lo que aumenta la probabilidad de que queden definitivamente desplazados del mercado de trabajo, cada vez más al margen de las demandas de quienes ofrecen empleo.
Volvamos ahora la vista a España, donde encontramos una tasa de paro del 27'16% y del 57'2% en los jóvenes, que se dan tan solo en el tercer mundo. Y donde el propio Gobierno acaba de anunciarnos que, de acuerdo con su programa de actuación, estos niveles se van a mantener sin grandes cambios hasta el 2016. Lo que nos obliga a preguntarnos: ¿de qué van a vivir durante estos tres años una gran parte de los seis millones de parados -que, con sus familias, pueden representar unos 20 millones de españoles- que van a ir quedando gradualmente sin ayudas de ningún tipo? ¿Cómo van a encontrar un nuevo trabajo en el 2016 el millón de jóvenes que estarán cada vez más alejados de las exigencias del mercado?
Poco importa que mejore el déficit y que baje la prima de riesgo si no se resuelve al mismo tiempo este problema. El panorama que anuncian para el 2016 los planes del Gobierno es el de una España empobrecida, con bolsas millonarias de parados irrecuperables, incluyendo a cientos de miles de jóvenes sin ninguna esperanza de futuro. ¿Qué clase de recuperación es esta?
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