Al contrataque

Primero, las emergencias

PEPA BUENO

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Maríaes maestra de escuela en un barrio de la periferia de Madrid. Un barrio de trabajadores de los de antes, con convenio, antigüedad, pagas y horas extras. De los que compraron piso y dieron estudios universitarios a los hijos. La clase media española, ¿se acuerdan? AMaríala conozco desde que se asomó por primera vez a un aula temblándole las piernas. En estos veintitantos años ha visto pasar a un par de generaciones preocupadas por los superhéroes de turno o el campamento de verano, recibió a los hijos de los primeros inmigrantes, les enseñó español y a cambio ella aprendió palabras que nos sonaban rarísimas y nos remitían a otros mundos, ha gestionado con gracia y más o menos fortuna algunos conflictos, la he escuchado quejarse de la «mala crianza» que dábamos a nuestros niños que a los 8 años pretendían ir al cole con teléfono móvil y con toda suerte de maquinitas.

Eran otros tiempos, claro. Porque ahora cuenta una batalla bien distinta: «Pobreza,Pepa,pobreza. Al principio eran síntomas que teníamos que adivinar, porque los padres lo vivían con vergüenza y disfrazaban las carencias. Pero los críos lo cantan todo: que ya no toman yogures, o que los fines de semana comen y cenan en casa de los abuelos, o que desde hace dos días se les haidola luz en casa. Y ahora ya los padres piden directamente para comer. Son una minoría, es verdad, pero no dejan de crecer y es como si de repente todos hubieran perdido la vergüenza».

¿Puede un país con un producto interior bruto per cápita que va de los 15.000 a los 30.000 euros, según la comunidad autónoma, consentir que haya niños mal alimentados por falta de dinero? Puede, porque está ocurriendo, aunque sea una minoría. Pero la fortaleza moral y la decencia de una sociedad se miden por su capacidad para colocar bien las prioridades básicas.

Las medidas de Andalucía

Habrá que seguir la eficacia y el grado de cumplimiento de las medidas con las que la Junta de Andalucía pretende intervenir en la emergencia social que vivimos. Son las primeras medidas que se salen del carril de estrechuras por el que circulamos desde hace cinco años. Primero fue el decreto contra los desahucios, y esta semana la consejera de la Presidencia,Susana Díaz, me detallaba el decreto contra la exclusión social que prepara el Gobierno de coalición PSOE-IU. Y que, entre otras cosas, se propone garantizar tres comidas al día en el colegio a los niños que no las tienen garantizadas en casa: desayuno, comida y merienda. En Andalucía, seis de cada 100 menores están en situación de extrema pobreza. Y muchos más en riesgo de exclusión.

Los dos decretos han recibido críticas de todo tipo, y el tiempo dirá si son dos brindis al sol o si consiguen taponar la sangría de aquellos a los que la austeridad va dejando en la cuneta. Lo que resulta intolerable es saber que lamarca Españaincluye a niños con necesidades básicas y no intentarlo todo para remediarlo.