LA CRISIS DE VALORES

Religiones, culturas, dinero

"Los ciudadanos advertidos situarán de nuevo en el centro de la conducta personal y colectiva los valores que, necios, los neoliberales sustituyeron por los precios"

Favorable al consenso  Jatami, durante la presentación de su libro en Barcelona.

Favorable al consenso Jatami, durante la presentación de su libro en Barcelona.

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

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Samuel Huntingtonpredijo, en favor de los globalizadores neoliberales, cuando convenía al mundo hablar de distensión, entendimiento y conciliación, que se produciría un choque histórico entre elcristianismo y elislam.

El problema no es ni ha sido solo interreligioso sino intrarreligioso. Conflictos entre musulmanes sunís, chiís, salafis... devenidos irreconciliables en muchos casos. Y agravamiento de las diferencias entre católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, evangelistas... con un considerable número de variantes a su vez...

Una vez Huntington quedó totalmente desacreditado como vigía de los conflictos en creencias, el expresidente de IránMohamed Jatami propuso a lasNaciones Unidasen 1988 el diálogo de civilizaciones. Consolidado después, a iniciativa del presidente del Gobierno español,José Luis Rodríguez Zapatero,comoAlianza de Civilizaciones, las Naciones Unidas incorporaron ambos programas y, a propuesta de laUnesco, la Asamblea General ha aprobado recientemente múltiples actividades para el "acercamiento" de culturas.

Culturas como actitud, como comportamiento cotidiano, como expresión de una manera de ser, de sentir, de pensar, de creer, de crear...

Pero cuando parecía que estábamos en el buen camino hacia la igual dignidad de todo ser humano, sea cual sea su género, fe, ideología, raza... a través del respeto sin fisuras a la infinita diversidad humana, su riqueza, unida por un puñado de valores universalmente aceptados, su fuerza, hete aquí que aparece en el horizonte, ensombreciéndolo todo, el poder económico que prevalece sobre cualquier otra forma de expresión y de gobernanza.

El dinero lo absorbe todo: el poder político, con un progresivo debilitamiento del Estado-nación; los valores éticos y principios democráticos, que se sustituyen a escala mundial por las leyes mercantiles; y se margina al sistema de las Naciones Unidas intentando poner las riendas del destino común en manos de ridículos e ineficientes gruposplutocráticos. Elgran dominio --concentrado en consorcios energéticos, financieros, militares y mediáticos, en buena medida en manos delPartido Republicanode losEstados Unidos-- llega a tener tal influencia que ¡nombra a Gobiernos sin comicios electorales enEuropa, empezando por el de la cuna de la democracia, Grecia!; y deslocaliza buena parte de la producción enChina y otros países, sin detenerse a considerar las condiciones laborales ni el mínimo seguimiento de los derechos humanos...

El formidable remolino financiero solo entiende de beneficios y no es sensible al deterioro del medio ambiente, a los desgarros sociales, al desempleo, a la humillación de tantos millones de personas desoladas, confusas, indignadas...

Europa se precipita al vacío, al tiempo queChina, el gran país comunista convertido en el gran país capitalista de la Tierra, asume progresivamente el liderazgo que hasta hace poco se hallaba en manos occidentales: se convierte enfábrica para el mundocon tecnología propia, y su presencia empresarial --infraestructuras, servicios,...-- enÁfrica yAmérica Latina, por ejemplo, es apabullante, hasta el punto de adquirir tierras, el fruto prohibido que debe seguir estando excluido de cualquier transacción.

"Poderoso caballero es don dinero", escribióQuevedo. Pero ahora, cuando se están alcanzando límites que no deben tolerarse, los ciudadanos advertidos, con una potente vanguardia integrada por científicos, docentes, artistas, intelectuales... no permitirán que se consume este proceso deabsorción progresiva y, personal y virtualmente, promoverán la concordia y la convivencia pacífica... y situarán de nuevo en el centro de la conducta personal y colectiva los valores que, necios, los neoliberales sustituyeron por los precios.

Tenía toda la razón donAntonio Machado: "Es de necio confundir valor y precio".

http://federicomayor.blogspot.com