Gente corriente

Juan Bueno: «Viene la gente y nos dice que esta estación tiene encanto»

Ha convertido la pequeña estación de tren de Balenyà-Tona-Seva en un espacio acogedor y coqueto; con biblioteca y exposiciones incluidas.

«Viene la gente y nos dice que esta estación tiene encanto»_MEDIA_2

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Mauricio Bernal

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-Esta foto en particular me la trajo el nieto del ferroviario, de este ferroviario, el de la imagen, Antonio Pamplona, que estuvo aquí… Bueno, ahí lo pone, entre el año 43 y el 68. Vino, la colgó él mismo y dijo que la foto de su abuelo tenía que estar aquí.

-¿Todas son fotos de la estación?

-La mayoría, yo creo que el 90%, y si no son de la estación son de las estaciones cercanas. Mire, esta es la estación a finales del XIX. Aquí donde la ve, esta foto tiene más de 100 años.

-¿Y la estación?

-La estación está aquí desde hace 120 años. Tal vez algo más.

La estación es la de Renfe de Balenyà-Tona-Seva, de cuya explotación son responsables desde hace 10 años Juan y su esposa, Carmen Rivera. Hay fotos, como la del ferroviario Pamplona, gallardo en su uniforme antiguo, capturado en el blanco y negro de un día soleado, porque en un rincón hay una especie de exposición permanente, de fotos, pero justo al lado también hay una biblioteca, y los cuadros que Bueno pinta decoran las paredes del recinto. Una estación atípica, acogedora como por contraste no son las otras, principalmente cálida, el producto del trabajo de una década de este matrimonio. Así lo querían y así lo hicieron.

-La biblioteca tiene alrededor de 1.500 ejemplares. Que se dice pronto, ¿eh? Estamos muy orgullosos.

-No conozco muchas estaciones de tren con biblioteca. Ninguna, a decir verdad. ¿De dónde salió la idea?

-Se me ocurrió porque yo toda la vida he sido muy lector, y toda la vida me he movido mucho en tren, y al igual que a mucha gente me gusta leer en el tren. Y pensé en todas esas veces en que por levantarme tarde y salir corriendo me dejaba el libro, y en que al llegar a la estación me daba cuenta de que me faltaba algo. Entonces un día miré en la biblioteca de casa y traje 20 libros que o no me gustaban mucho o bien tenía repetidos, y los dejé ahí, con ese letrero que dice que cualquiera puede coger uno con tal de que lo devuelva más adelante o deje otro en su lugar.

-Y obviamente ha sido un éxito.

-Hay 1.500 libros porque la gente empezó a traer libros. De sus casas, que no les gustaban o que tenían repetidos, como yo. O se muere alguien y los hijos no saben qué hacer con sus libros y me los regalan a mí.

-¿Por qué se toma estas molestias? Las fotos, los libros, los cuadros…

-Y el wi-fi, no se olvide del wi-fi.

-Hay wi-fi.

-Claro. Porque pensé: esos días en que el tren se retrasa y la gente tiene el portátil y… es el momento ideal para consultar el correo. Hay un señor, por ejemplo, que cada día viene a coger el tren por la mañana, y a las siete y media usted lo ve ahí, sagradamente, mirando su correo. Sale de nuestro bolsillo, pero es otro servicio que queríamos darle al viajero.

-De eso se trata. Un buen servicio.

-Se trataba sobre todo de crear un lugar acogedor. Mire, cuando cogimos esto estaba en un estado lamentable. Tétrico. Dejado, guarro. Y lo que hicimos fue empezar a cambiar el ambiente. Pusimos otras luces, pintamos, decoramos… Y creo que lo hemos conseguido: hablando con personas que circulan por otras estaciones siempre me dicen que la nuestra tiene un encanto especial.

-Mire que es difícil. Hacer encantadora una estación de tren.

-Pues no tanto, ya ve. La gente nos dice: «Es que no es una estación; es más que una estación». Y hay otra gente que no es del pueblo, alguien que llega y dice: «Oye, es que me han hablado muy bien de vuestra estación». Me enorgullece pensar que esta estación es única. Porque yo miro mucho, y no he visto nada parecido.

-Tiene hasta una pequeña exposición de La guerra de las galaxias, ahora que lo veo. Las naves, ¿no?

-Mi mujer no las traga. Le parecen horribles. Pero yo siempre he sido aficionado, y esta colección era de un amigo que me la dio. Me pareció que el sitio para ponerla era este.

-Dígame: ¿qué nuevos proyectos tiene? Algo tendrá en mente.

-Pues sí. Queremos hacer un concurso de relatos cortos con el único requisito de que mencionen la estación. Y hasta se me ha ocurrido hacer luego un volumen para regalar a los viajeros. ¿Qué le parece?