ANTOLOGÍA DE SANDECES POLÍTICAS

La ultraliberal Esperanza Aguirre nos quiere regenerar

"Durante sus nueve años como presidenta absoluta, la desigualdad entre los madrileños se acentuó: los ricos fueron más ricos y los pobres más pobres"

Esperanza Aguirre, 30 años en política

Esperanza Aguirre, 30 años en política / periodico

ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA FUENTE

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¡Oh, cielos, cómo habremos caído tan bajo! Algo muy malo nos está ocurriendo a todos nosotros para que Esperanza Aguirre y Gil de Biedma --exmininistra de Educación y Cultura, expresidenta del Senado y expresidenta de la Comunidad de Madrid-- se atreva a proponerse ella misma para regenerar la sociedad española. "Es importante que actuemos con fortaleza --ha sentenciado--. Hay que hacer las reformas necesarias para que la regeneración democrática dé más poder a los ciudadanos y menos a los partidos". ¿No había asegurado la señor condesa consorte de Murillo que abandonaba la primera línea de la política y que se iba a una empresa privada a cazar talentos, que buena falta hacen? Recordemos su sonora frase: "Dejo la Comunidad de Madrid para demostrar que hay políticos que no necesitamos mamandurrias". ¿Por qué, pues, ese afán de querer regenerarnos? ¿Es Aguirre un modelo de regeneracionismo? Si repasamos su biografía política llegaremos a la conclusión de que nadie como ella en este país ha sido capaz de regenerarse con tanta eficacia. Si el verbo regenerar significa restablecer o mejorar algo que degeneró, en la trayectoria pública de esta egregia dama encontraremos abundantes ejemplos.

Unas elecciones degeneradas

Con ser notabilísima, la carrera política de Aguirre anterior a junio del 2003 no fue más que un aprendizaje para lo que llegaría después. Sí, claro, fue ministra de Aznar en la primera legislatura del PP, pero el pacto con la CiU de Pujol impidió que brillara su rancio nacionalismo español. Aunque destacó por sus meteduras de pata culturales (algunas de ellas inventadas), supo darse a conocer a través del programa televisivo 'Caiga quien caiga', sin importarle otra cosa que no fuera salir en pantalla. En 1999, le lograron el acomodo como presidenta del Senado, supuesta (supuestísima) Cámara territorial en la que nada hizo para formalizar el uso de las otras lenguas cooficiales. "Es más sencillo --llegó a decir tan campante-- emplear la lengua común que utilizar traductores". Sabia deducción.

De todas las maneras, en donde forjó su populismo fue en la primera etapa como concejala de Madrid. Tan orgullosa está de aquella época, que en esos panfletos costeados con dinero público que edita la Real Academia de la Historia con el aséptico nombre de 'Diccionario biográfico', un gran amigo suyo y colaborador ministerial --Manuel Jesús González González-- detalla con minucia la masa forestal incrementada por Aguirre: "Se plantaron 1.700 árboles, 2 millones de plantas de flor y 350.000 arbustos en las calles de Madrid". Lo que no se dice es que cortó 2.000 árboles ("árboles no, arbustos") en la Casa de Campo para ampliar un campo de golf.

Preparada estaba aquel 2003 para suceder al frente de la autonomía madrileña a su compañero de partido (y sin embargo enemigo) Alberto Ruiz-Gallardón. Lo que se cantaba como una mayoría absoluta más del PP se truncó (momentáneamente). Socialistas e Izquierda Unida juntos le hubiesen dado la presidencia al gris Rafael Simancas si todo se hubiese desarrollado con normalidad. Pero no fue así. Dos diputados tránsfugas del PSOE --Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez-- traicionaron a su partido y no votaron a favor de Simancas. Tres meses más tarde se repitieron las elecciones y Aguirre regeneró la degenerada derrota del 3 de junio con una mayoría absoluta que revalidó en 2007 y 2011. Ya nadie habla del 'tamayazo'. Ni siquiera se dejó que los jueces investigaran entonces el escándalo. ¿Para qué?

La Juana de Arco del liberalismo

El excelente escritor y mediocre político frustrado Mario Vargas Llosa bautizó a Aguirre como "la Juana de Arco liberal" en un artículo en 'El País', plagado de elogios, publicado con motivo de la renuncia a la presidencia de Madrid en septiembre pasado. Sin duda, estamos ante el caso especial de una mujer rodeada de decisiones y conductas depravadas de las que consigue salir indemne.

Durante sus nueve años como presidenta absoluta, la desigualdad entre los madrileños se acentuó (los ricos fueron más ricos y los pobres más pobres). ¿Que se tenía que subir el transporte público nada menos que el 22%? Se subía, como en 2010, y ya está. ¿Que había que liberar el horario del comercio aunque fuese en detrimento de las tiendas pequeñas y en beneficio de las grandes superficies? Pues no se hablaba más. Los proyectos para privatizar la enseñanza y la sanidad nunca los ocultó. Suya es una frase de hace muchos años que reza: "Empresa y pública son dos conceptos antagónicos". Si se la criticaba porque acometió la cesión de terrenos comunales de modo gratuito a colegios privados religiosos, ella no perdía la compostura y dejaba caer: "Si la educación es obligatoria y gratuita en una fase, a lo mejor no tiene que ser gratuita y obligatoria en todas las demás fases". ¿A quién le puede extrañar la reducción de profesores interinos y eventuales? ¿Y el plan de privatizar totalmente varios hospitales siguiendo la interesada filosofía de que la gestión privada es "dos veces mejor y más barata"? ¿Cómo olvidar aquella ofensiva dirigida contra médicos del centro hospitalario Severo Ochoa, en Leganés, a los que poco menos que se les colgó la etiqueta de asesinos en serie?

Capítulo aparte de una deplorable gestión pública merece Telemadrid, canal consagrado al culto de la personalidad de 'la gran lideresa'. Ya desde el 2004 se conocía su desastrosa situación económica, pero ha sido ahora cuando toca desmantelarla de arriba abajo (despido del 80% de la plantilla, 925 trabajadores). Con todo, lo peor del desbarajuste liberal merecedor de alguna que otra llama de la hoguera para 'Esperanza de Arco' ha sido Cajamadrid y su posterior reencarnación en Bankia. Entre todos la pifiaron y ella sola se arruinó. Claro que a los liberales siempre les quedará... el dinero público.

En fin, la regeneracionista Aguirre tendría que esforzarse mucho para que no la asociemos demasiado con la 'trama Gürtel' y el espionaje al que amigos y colaboradores suyos sometieron a dos hombres de confianza de Ruiz-Gallardón. Y también para que no le chamusquen los negocios de Francisco Correa, a quien el Gobierno de Madrid le otorgó la concesión de más de 300 contratos públicos. También para todo eso tiene palabras: "La corrupción es consustancial con todas las instituciones. Lo importante es qué se hace con los corruptos".

Ah, ¿y de Eurovegas? ¿Qué pasó y pasará con Eurovegas? He ahí un proyecto degenerado que puede regenerarse en Alcorcón. Con la influencia de Aguirre, aunque sea en la distancia, el diabólico tinglado de ocio y desmadre quedará limpio como una patena.

Rosario de despropósitos para cerrar boca

La aristócrata cazatalentos tendría que moderar su verbalidad para no dar vidilla a sus adversarios. Veamos algunos comentarios impropios de la talla de esta señora, la misma que dijo al empresario catalán que la contrató para Seeliger y Conde: "Debe ser usted muy bueno para ficharme a mí, que soy la mejor".

-- "Menos mar, aquí en Madrid tenemos de todo". (Mayo del 2003)

-- "Madrid se ha convertido en el lugar de encuentro de todos los españoles; en el rompeolas de España". (Julio del 2004)

-- "Rodríguez Zapatero no quiere a Madrid; prefiere a los catalanes". (Mayo del 2005)

-- "Ni Gallardón ni yo somos unos benditos de Dios". (Noviembre del 2004)

-- "Hemos tenido una inmensa suerte de poder darle un puesto a IU quitándoselo al hijo puta". (Comentario a micrófono abierto sobre el consejo de administración de Cajamadrid. El aludido es Ruiz-Gallardón. Enero del 2010)

-- "No tener paga extra me tiene mártir, las he tenido toda mi vida y las echo de menos [...] A veces no llego a fin de mes". (Del libro biográfico editado en noviembre del 2006. Entonces ganaba más 8.000 euros al mes)

-- "Creo que compra usted el discurso de nuestros adversarios". (Dirigiéndose a Germán Yanke, que en septiembre del 2006 la entrevistaba para Telemadrid, cadena que el periodista abandonó días después)

-- "Yo creo que Franco era bastante socialista". (En TVE, noviembre del 2008)

Para acabar de pasar este rato con doña Esperanza, recordemos una frase de Joaquín Leguina, el primer presidente autonómico madrileño, que la conoció bastante de cerca. Es esta: "Como dijo Churchill, todo hombre tiene su cruz; la mía es Esperanza Aguirre".

Una cruz regeneracionista.