Editoriales

Las ejecuciones selectivas de Obama

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La guerra contra el terror lanzada por George W. Bush sigue erosionando gravemente los principios básicos de un Estado de derecho. Ahora es su sucesor, Barack Obama, quien lo está haciendo. El presidente de EEUU, que a su llegada a la Casa Blanca en el 2009 prohibió la tortura y las cárceles secretas, está usando masivamente aviones sin tripulación, los drones, para ejecuciones selectivas de miembros de Al Qaeda y organizaciones asociadas. El uso letal de estos aparatos contra presuntos terroristas (más de 400 acciones con al menos 3.000 muertos) plantea serios interrogantes de orden moral, constitucional y jurídico. La presunción de que un individuo, incluso un ciudadano estadounidense, pueda ser un peligro para EEUU aunque no exista un complot inminente es suficiente motivo para estar en una lista de la muerte. La inexistencia de un delito probado, así como la falta de acusación y de juicio, es algo contrario al Estado de derecho en general y a la Constitución de EEUU en particular. Asimismo, el uso de drones para estas ejecuciones -aprobadas en última instancia por Obama- atenta contra el principio de la separación de poderes, ya que es el Ejecutivo -es decir, el presidente- quien se constituye en juez, jurado y ejecutor.

La estrategia antiterrorista de Obama se ha basado en el uso, mayoritariamente por parte de la CIA, de los aviones no tripulados, de manera que la información sobre estas operaciones ha estado rodeada de secreto. Organizaciones de defensa de los derechos civiles habían intentado llamar la atención sobre estas ejecuciones, con muy escaso éxito. Los demócratas han contado con el apoyo de los republicanos. Tratándose de una forma eficaz y discreta de eliminar al supuesto enemigo, sin acciones sobre el terreno en las que participen soldados estadounidenses, no se ha creado un estado de opinión contrario. El uso de los drones ha saltado a la actualidad cuando se ha filtrado un documento del Departamento de Justicia que pretende sentar las bases legales para su uso coincidiendo con la comparecencia ante el Senado de John Brennan, candidato a la dirección de la CIA y artífice de toda la política antiterrorista de Obama. La perversa lógica del enemigo combatiente ideada por los neocon de la Administración de Bush, la misma que sirvió para abrir Guantánamo, es la que ahora utiliza el presidente demócrata.