LOS ESCÁNDALOS DE CORRUPCIÓN

Malos aromas de Montserrat

"Como bien recuerda el catedrático Jordi Matas Dalmases, una quinta parte de los consejeros de Jordi Pujol han sido imputados por corrupción"

Jordi Pujol conversa con su hijo Oriol durante la manifestación independentista de la Diada, el pasado septiembre.

Jordi Pujol conversa con su hijo Oriol durante la manifestación independentista de la Diada, el pasado septiembre. / nip / vmo

RAMON MIRAVITLLAS

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Ocultar las equivocaciones propias, sean penales, civiles, administrativas, éticas o estéticas siempre ha sido coser y cantar para la federación nacionalista catalana, la derecha identitaria. Bastaba con colocarlas bajo el manto de la incesante afirmación simbólica y sentimental de la diferencia, aunque fuera exagerándola para justificar posiciones extremas.

Bastaba con poner a sublimar los supremos valores patrios de turno a fuego rápido, con la superioridad de siempre ante pueblos menos elegidos. Cuando el presidente de la GeneralitatJordi Pujol Soleyfue imputado por el catacrac deBanca Catalana, respondió acusando al GobiernoGonzález de "jugada indigna" (el Estado de derecho existe menos cuando no interesa) e inflamando una magna concentración de adhesión personal y familiar, donde los alaridos contraMadrid se hermanaban con piropos aMarta Ferrusola ("això és una dona!") en el terreno de la etérea creencia, del imperativo categórico de la inocencia.

El carismático político y discutible banquero Pujol nunca llevó la mancha mediática de la corrupción en el traje, salvo para el puñado de no adeptos a esta variante de teocracia que se resistían a ser iluminados.Convergència, confesaban sus predicadores, no eraUnió, que se metía en uno, dos, tres charcos de lodo seguidos, sino la viva encarnación de la pureza por hacer país. Las acusaciones del exterior eran desmontables por el eterno odio y asechanza del enemigo centralista y las interiores, explicables por una izquierda perdedora y resentida, que bastante tenía con barrer su apestosa casa. "A la izquierda le falta exigencia moral", dijoJordi Pujolcuando aún era 'president'.

Luego, el partido de orden por excelencia, el garante del statu quo del 'seny' ante cualquier caja de impuestos, de caudales o de reclutamiento, el epicentro del civismo burgués con acento cristiano y perfume sueco, el santo espíritu y seña de Catalunya, resulta que era carne de nuestra carne pecadora, carne picada en las tertulias: en el'caso Casinos' se acreditó financiación ilegal (aunque no tipificada), el juez propuesto por CiU y su empresario de referencia resultaron ser unos delincuentes, igual que el abogado de Pujol en Banca Catalana y su asesor fiscal más cercano;Maragall desenterró el país del3%de comisión, un 'exconseller' y un exsecretario de la Presidència "suciovergentes" se añadieron al ilustre banquillo,Millet se embolsó 630.000 euros delPalau, afloraron amigos del alma de la mafia rusa y, que conste, el 'conseller'Roma resultó no culpable pero encargó trabajitos a domicilio a la empresa que se los hacía en el Govern.

Manadas de lobis

Una gran porción de la política al servicio de loslobis aún no ha asomado, porque CiU no publicará la lista de donantes para que luego tengan represalias. En resumen, como bien recuerda el catedráticoJordi Matas Dalmases, unaquinta parte de los consejeros de Jordi Pujol han sido imputados por corrupción. Deduzcan la calidad de nuestro Govern. Y la sociedad que se exoneraba de culpa y se regocijaba con los gangsters, cacos y caraduras del país vecino, estaba tan carcomida como él. Sin embargo (valencianos y catalanes ofrecen paralelismos curiosos) es materia probada que la mayoría de catalanes no quiere ver las letras de c-o-r-r-u-p-c-i-ó-n en el tablero luminoso del oculista si este es convergente.

Así las cosas en el oasis fétido, vuelven a saltar las comisiones no obreras y los conseguidores de los recursos públicos, ahora, ojo, en la persona deOriol Pujol Ferrusola. Debemos ser cautos: nadie ha demostrado que los hijos del 'expresident' se hayan hecho multimillonarios haciendo negocios con la Generalitat, por ejemplo gracias a adjudicaciones a sus empresas. Nadie es sospechoso por el mero hecho de ser hijo de, poseer poder o dinero. La carga acusatoria de las conversaciones telefónicas intervenidas, no obstante, parece ir más allá de los "aromas de corrupción" que el fiscal del EstadoEligio Hernándezveía en las conductas económicas de la saga.

La reacción de Oriol es más sensata que la de su padre en 1984, aunque no deja de rebozarse en la bandera estrellada. Desde luego, no es azaroso que este asunto brote como imputación cuando la imagen de la España podrida y negra de defraudar, que cada día se envilece más y más en las cuevas calumniadoras de la derechona, favorece con su mera imagen cualquier proceso soberanista que invite a ponerle tierra decente de por medio. ¿Lo véis? --nos deslizan los directores de orquesta en la sombra--: Bárcenas somos todos. Las manos mágicas que activan las compuertas de las coacas judiciales de los Estados y de los aspirantes a Estado, el partidismo ciego de la justicia, son una atenuante. Pero nunca eximirán de culpa. Culpa histórica.