La rueda

Nos hemos quedado sin paté

JAUME BADIA

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Había pensado dedicar esta columna al noble intento que la semana pasada hizo Jordi Martí de impulsar una alternativa capaz de ganar de nuevo la confianza de los ciudadanos de Barcelona. Desde la tribuna de EL PERIÓDICO,Martí se esforzó por hablar de política sin empalagar-nos de tópicos, de pactos sin que todo sonara a puro tacticismo, para hablar de Barcelona sin presentarla como la mejor lo-que-sea del mundo, o del derecho a decidir sin que quisiera decir ratificar un único pensamiento, para proponer un movimiento en el que cupiera el espíritu crítico y sobrara el sectarismo... Había pensado explicar que, pocas horas después, una jugada táctica e innecesaria de UxB ponía de evidencia de nuevo la esclerosis múltiple que afecta desde hace demasiado tiempo al PSC. Habría dicho que el humo de la declaración soberanista había enmascarado un pleno municipal en el que lo más relevante había sido la debilidad del gobierno municipal. El alcaldeTriasacabó reconociendo que era un problema grave no tener el apoyo necesario para sacar adelante la ciudad. Había pensado subrayar queMartí, antes de empezar la carrera, ya parece sufrir el desgaste sistemático y absurdo de ser un buen candidato para el partido equivocado (lo que tantas veces le pasó aPasqual Maragall).

Pero finalmente he decidido que era mucho mejor dedicar la columna aAgustí Fancelli. Él y su periodismo de pata negra no necesitaban ninguna certificación ni denominación de origen, porque eran inconfundibles.Fancelli, pese a formar parte de una especie en vías de extinción, se ha marchado mucho antes de lo que tocaba. Sus aguijonazos eran letales pero no hacían daño. Su bonhomía y su cultura lo hacían impecable e implacable a la vez. Lo siento porMartí, pero nos hemos quedado sin el mejor paté de campaña.