La rueda

Otra de 'Paro, despilfarro y corrupción'

CARLOS CARCNICERO

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La encuesta publicada ayer por este diario es la tomografía de la deconstrucción del poder del PP. Nadie les cree, nadie confía en ellos y muchos, la mayoría, creen que los implicados en la trama deBárcenasdeben dimitir de sus cargos. El descalabro del PP, si ahora se celebrasen elecciones, sería antológico. La indignación ha explotado por la mezcla de pobreza y desigualdad, de corrupción y falta de coherencia ética y por la insoportable realidad de seis millones de españoles desempleados. Es esta una ecuación letal en el más modesto laboratorio de sociología política.

Las reformas deRajoy, después de un año en el poder, han empeorado la situación económica del país y han llevado al umbral de la pobreza a millones de españoles. Ahora hemos sabido con detalles difícilmente refutables que los predicadores de la austeridad han tenido sobresueldos -que difícilmente aparecerán en las correspondientes declaraciones de la renta por sus orígenes opacos, envueltos en sobres- al abrigo de algunos de los responsables directos de esta catástrofe: empresas constructoras.Gürtelera uno de los proveedores de estos fondos, la mayoría de los cuales vulneraban la ley de partidos.

De esta película ya clásica,Paro, despilfarro y corrupción, se han rodado varias versiones. Todas fueron un éxito de crítica y público y acabaron con las aspiraciones políticas de sus principales protagonistas. El desenlace del guion también es clásico. Negar la mayor, culpar a una parte de la prensa y fabricar una teoría de la conspiración. Pero al final el gran jurado saca de la política a los protagonistas. Además, el malo de la película,Mariano Rajoy,está espléndido en su papel y tiene por lo menos la misma credibilidad queJavier BardemenNo es país para viejos. No va a haber forma de proteger al protagonista cuando los espectadores salgan del cine.