El debate catalán y la corrupción

Soberanía y soberanías

Pi i Margall, un federalista honrado y coherente, debería ser un referente político en este momento

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JOAN ANTÓN-MELLÓN

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El Parlament de Catalunya se dispone a pronunciarse hoy sobre una propuesta que contradice el esencialista artículo de la Constitución española que establece la indisolubilidad (como si tratara de una realidad física) de la nación española. Valdría la pena empezar a debatir sobre las diferentes maneras de ejercer la soberanía que se pueden escoger. Un debate político de gran relevancia histórica, paralelo a un quehacer cotidiano marcado por el creciente aumento de las desigualdades sociales, el aumento de la pobreza y los escándalos de corrupción: los casos del Palau, ITV, Mercuri, Pallerols, Gürtel, Pretoria, Urdangarin, Unió Mallorquina, Bárcenas... entre muchos otros.

Los ciudadanos, atónitos, ven que el peso de la ley cae sobre los que no pueden pagar su hipoteca al mismo tiempo que reciben información sobre chanchullos, estafas, mangancias y desvergüenzas varias de quienes deberían dar ejemplo en la sociedad y no lo hacen. Los políticos corruptos (afortunadamente, una minoría) se enriquecen sin mesura a costa de lo que sea, evaden impuestos y adoran el lujo y la ostentación hortera. La mejor explicitación de este desastre ético y social la encontramos en el patio de monipodio valenciano, en la confesiónsottovocede un mítico político valenciano en la que afirmaba sin tapujos que estaba en política para forrarse.

De ahí que uno de los objetivos prioritarios que debe plantearse nuestra sociedad es una regeneración democrática en la que se establezcan todo tipo de medidas y mecanismos de control que hagan dificilísima la corrupción. Y eso pasa, necesariamente, por entender la democracia como un proceso gradual de eliminación de los privilegios. El político es un servidor público cuyo objetivo ha de ser el bien común, y la política, no un medio para lograr poder y/o enriquecerse. Por razones morales, políticas, sociales e incluso económicas, está demostrado científicamente que la corrupción es un freno del desarrollo económico.

Regeneración democrática y también ideas innovadoras sobre cómo reconstruir un sistema político convertido de facto en lacayo de los poderes financieros. Por ejemplo, los laboristas británicos están pensando no solo en cómo redistribuir la renta sino en introducir cambios en el sistema productivo para que la democracia pueda traspasar las puertas de las empresas. Y hay pensadores que están empezando a diseñar sistemas eclécticos, capaces de compaginar -abandonando obsoletos dogmas- los factores más positivos de las economías de mercado y de las experiencias de planificación económica.

En esta época de crisis y de cambio se necesitan ideas y referentes, discusión política y ejemplos a seguir. Por desgracia, la sociedad tiene escasa información de figuras históricas de las que merezcan destacarse tanto sus ideas como su comportamiento. Por ejemplo,Francesc Pi i Margall(1824-1901), uno de los efímeros presidentes de la Primera República española, cuya esposa tuvo que mendigar al Gobierno una ayuda para poder enterrarlo dignamente, lo que significa que fue un hombre honrado.Pi i Margallse enfrentó en su época a todos los factores que impedían la consecución de una sociedad más justa: propugnó la república federal, una revolución democrática de base popular, la abolición de la esclavitud, la libertad de las colonias, el reparto de tierras entre los jornaleros, leyes laborales que suprimieran los aspectos más repugnantes del capitalismo como el trabajo infantil, y la educación obligatoria.

El concepto de soberanía dePi i Margalles integral: la mera soberanía política no elimina los elementos estructurales alienantes que impiden el libre desarrollo de las potencialidades de los individuos como parte de la sociedad. A la soberanía política hay que añadir la económica, la cultural y la social. Los hombres han nacido para ser libres y para adquirir virtud y ciencia, como afirmaseDante, y para eso hay que eliminar de raíz todo lo que frene esa libertad. Por eso la única fuente de legitimidad del poder político es el consentimiento entre iguales: el pacto federativo o federación. Todo lo que no sea eso es dominación, privilegio, subordinación y prepotencia a eliminar desde una perspectiva democrática.

Tal como está el patio,Pi i Margall es un referente clave de la tradición democrática española: un federalista honrado a carta cabal, coherente con sus ideas y ejemplo como político de servidor público al servicio del bien común. Solo con ejemplos como el suyo -y no con el de quienes están en la política para forrarse- logrará la sociedad ser más democrática e inteligente y podremos (la mayoría) desarrollar nuestras capacidades como individuos y eliminar las desigualdades estructurales. Catedrático de Ciencia Política (UB).