La rueda

Delincuentes de cuello blanco

JAUME BADIA

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La nueva explosión delcaso Bárcenasha hecho subir la temperatura nuclear del PP hasta el límite de la fusión. El hombre que había controlado sus finanzas durante más de 20 años, que ha estado en todas las operaciones de financiación opaca del partido, que hace dos tuvo que plegar por elcaso Gürtel, pero que hasta la semana pasada todavía iba y mandaba a la sede la calle de Génova, este hombre, puede hacer saltar, si quiere, la cúpula -presente y pasada- del PP. Solo tiene que explicar todo lo que sabe y enseñar todo lo que tiene.Bárcenaslos tiene cogidos por los sobresueldos. Eso sí:Rajoyconfía, como siempre, al no tener que tomar ninguna decisión, contradiciendo una vez más la esencia de la política.

Cada vez que hay un nuevo caso de corrupción, retumban por toda la geografía española (me perdonarán que aún cuente Catalunya, porque no querría ser descortés conBustos, Duran& cia). Voces escandalizadas y lamentaciones farisaicas que martillean los oídos de los sufridos ciudadanos. El temporal dura lo que dura, pero siempre se acaba configurando un cuatro que responde con pocas variaciones, a un patrón muy similar: grandes titulares de portada, evasivas y reclamaciones de presunción de inocencia por parte de propios y cercanos, exigencia radical de explicaciones y responsabilidades por parte de adversarios, debates encendidos y enésima exigencia de modificaciones de la ley de financiación de los partidos, de mayor transparencia. Si el corrupto es «de los otros», traca y munición de calibre grueso. Cuando es «de los nuestros», el objetivo es pasar a la generalización: «la corrupción está en todas partes», «todos hacen lo mismo». Pero el problema de fondo, más que la financiación de los partidos, es la descomposición putrefacta que afecta transversalmente a la sociedad, causada por una plaga de delincuentes de cuello blanco.