La metáfora del AVE

Laalta velocidad (AVE) llegó a Sevilla en 1992. Cinco Juegos Olímpicos después de los de Barcelona, elAVE conecta Barcelona conGirona yFigueres, una de las líneas que bien pronto volverá a demostrar que tiene más viajeros y rentabilidad --hablando de AVE es un decir-- en el conjunto del Estado. Cinco Juegos Olímpicos después del Madrid-Sevilla felipista, llega a Girona-Figueres, en el peor momento de las relaciones entre España y Catalunya, la alta velocidad deMariano Rajoy yAna Pastor, que, como saben, tienen morriña y la vista puesta en inversiones de AVE en su tierra, Galicia.

Elacto de esta mañana en Girona, pomposo donde los haya, con el habitual menosprecio de la administración del Estado por las autoridades locales, ha sido más un funeral que una celebración. Lejos de la alegría que debería caracterizar la inauguración de una obra tan largamente esperada, el acto ha estado marcado por los recelos y el resquemor.Artur Mas ha blandido el agravio de España hacia Catalunya en infraestructuras, en un contexto en qué los focos mediáticos apuntaban al apretón de manos con Mariano Rajoy. Mientras Mas prepara con ERC la puesta en marcha de la consulta en plena "transición nacional", la vertebración territorial que debería suponer el AVE topa con la desvertebración política.

Este 8 de enero es una metáfora de los tiempos que nos ha tocado vivir. Poca alegría tras mucha espera, sensación de maltrato en la cicatriz urbana del tren a su paso por la ciudad de Catalunya más florentina y rica, y una excesiva atención al protocolo y las (malas) caras de las autoridades. En este contexto, la figura del Príncipe Felipe, que lo es de Girona, hablando catalán en pasajes de su discurso, marca distancias con las intervenciones de Rajoy y Pastor. La monarquía, más próxima. Y los reyes de la proximidad, los alcaldes, más dolidos que nunca. 

Catalunya se une a Europa, pasando por Figueres y Girona, y se aleja emocionalmente de España. En la tierra que construyó en 1848 el primer ferrocarril peninsular, el Barcelona-Mataró, obra deMiquel Biada, la alta velocidad llega tarde y mal. No hay inversión en infraestructuras más desprestigiada que esta. Por cara e ineficiente. Y, mientras, lascercanías (Rodalies) van como van...