TRAS LAS REVUELTAS EN EL MUNDO ISLÁMICO

El otoño de la mujer árabe

Una partidaria velada de los Hermanos Musulmana muestra una señal de victoria para celebrar la victoria del candidato presidencial Mohamed Morsy, en la plaza Tahrir de El Cairo.

Una partidaria velada de los Hermanos Musulmana muestra una señal de victoria para celebrar la victoria del candidato presidencial Mohamed Morsy, en la plaza Tahrir de El Cairo. / periodico

Josep Maria Quintana

Josep Maria Quintana

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mi mujer me pasa una cita deBertolt Brecht: "La crisis --dice-- se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer". Y nada viene más a cuento cuando estoy leyendo un reportaje en 'Courrier International' (del 25 al 31 de octubre)'Courrier International' titulado muy propiamente'L'automne des femmes' (el otoño de las mujeres) por comparación con lo que hemos venido designando como la 'primavera árabe'.

En efecto, lo que está sucediendo en los países que, desde la revuelta de febrero del 2011 enTúnez, han vivido transformaciones políticas de signo democratizador (hablo especialmente deEgipto, Líbano, la mismaTúnez, Yemen o Siria, aunque en este último país la primavera no podemos decir que haya llegado todavía), es un ejemplo claro de lo que expresa la frase de Brecht: el mundo viejo no acaba de morir y el mundo nuevo no acaba de nacer. Y si aplicamos este aforismo al mundo de las mujeres, entonces tendremos que ser aún más pesimistas y concluir que "lo viejo perdura y se impone sobre lo que quiere nacer desde el comienzo".

Bajo el título provocador de'Por qué nos odian' --título que no se formula como pregunta sino como aseveración de que hay que relacionar con los debates que siguieron al 11 de septiembre del 2001 para explicar las razones del odio contra los americanos que ha anidado en el mundo musulmán--, la periodista egiptoamericanaMona Eltahawyhabla del odio a las mujeres en el mundo árabe en un texto que ha provocado fuertes reacciones y ha abierto un gran debate en estas sociedades.

Nadie debe negar que, deTúnez aBengasi, o deEl CairoaSaná, las mujeres se adhirieron --también las islamistas-- a las revueltas que hoy conocemos como la 'primavera árabe'. No obstante, las primeras elecciones democráticas enTúnez y enEgipto han barrido rápidamente las esperanzas de que las mujeres habían depositado, ya que un viento de conservadurismo sopla hoy sobre todos los países de Oriente Medio.

Aún viva la euforia de la liberación deLibia,Mustafa Abdel Jalil, entonces presidente delConsejo Nacional de Transición (CNT) prometió la aplicación de la 'sharia' y el retorno a la poligamia. Y al mismo tiempo que las mujeres de Túnez eran envidiadas en todo el mundo árabe a causa de su condición, eran ya acosadas tanto en las universidades como en la calle y corrían el riesgo de perder los derechos adquiridos, más o menos como las egipcias, en nombre del rechazo proveniente del antiguo régimen.

Prohibido conducir

La tesis deMona Eltahawyes la siguiente: "Las primaveras árabes no tendrán éxito si no se acompañan de una revolución cultura, social y sexual". Y tiene razón. Es cierto que algo ha empezado a moverse. El 16,5% de mujeres han sido elegidas el pasado 7 de julio tras el primer escrutinio libre que se ha hecho en Libia, y ocupan 33 puestos sobre los 200 que tiene el Parlamento. En Egipto, las elecciones de noviembre del 2011 dieron a las mujeres 61 escaños de los 217 que componen la cámara. Cuarenta son representantes deEnnahda,el partido islámico ganador de los comicios. Menos representación tienen en elLíbano, ya que, de los 128 escaños con que cuenta el Parlamento libanés, solo cuatro los ocupan mujeres desde las elecciones del 2009. Ninguno, sin embargo, es conocida por tomas de posición feministas. Encontramos la viuda de un presidente asesinado, la hermana de un primer ministro asesinado y la hija de un diputado que también corrió la misma suerte. Y no hay que hablar deArabia Saudídonde las mujeres tienen prohibido incluso conducir.

"No es porque somos libres que ellos nos odian, como afirma el viejo cliché estadounidense posterior al 11 de septiembre del 2001", escribeMona Eltahawy."Es porque nos odian que nosotros no somos libres". De ahí que hable de la "otoño de la mujer árabe", un otoño donde la libertad, como el sol, declina en lugar de despegar. Por ello se rebela contra un sistema político y económico --me niego a conceptuarse lo como "cultural" porque me parece la negación de la cultura-que trata la mitad de la humanidad como animales y la somete a la tiranía.

Detenida, golpeada y violada

Nacida en 1967 enPuerto Said(Egipto),Mona Eltahawy estudió periodismo en la Universidades americanas de El Cairo y de Jerusalén, y se instaló en Nueva York en 2000, donde empezó a escribir para periódicos como 'The New York Times' o'The Washington Post'.En el 2011 fue a El Cairo para cubrir las manifestaciones de la plaza de Tahrir, donde fue detenida por la policía, golpeada y violada. En septiembre del 2012, fue también arrestada por la policía norteamericana en el metro deNueva York cuando intentaba borrar eslóganes publicitarios favorables a Israel.

Las mujeres tienen problemas en todo el mundo --constata Mona Eltahawy. Sin ir más lejos, los Estados Unidos no han elegido todavía a ninguna mujer para ocupar la presidencia del país y también allí las mujeres siguen siendo tratadas como objetos, como sucede en otros países occidentales. Esta --dice-- será la conclusión a la que conducirá seguramente cualquier conversación que tenga por objeto el odio a las mujeres en el mundo árabe. Pero no hay que confundir. Y en esto es clara: "Citadme un país árabe --diceMona Eltahawy-- y yo os desgranaré una letanía de abusos alimentados por una mezcla nociva de cultura y de religión que pocos parecen capaces de criticar. Cuando las mujeres egipcias que osan expresarse bien alto y fuerte [en las manifestaciones] son ¿¿sometidas a humillantes'tests de virginidad', es hora de romper el silencio. Cuando un artículo delCódigo Penal egipcio afirma que una mujer golpeada por su marido 'con buenas intenciones' no puede reclamar daños y perjuicios, al diablo lo políticamente correcto! Por cierto, de qué buenas intenciones se trata? Pues, según la ley, se trata de golpes 'no severos' o que no son "hechos directamente en la cara"."

Así, claro, nadie sabe que el marido las ha golpeado.