Raymond Chandler y la independencia

Xavi Casinos

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El maestro de la novela negra Raymond Chandler explicaba que construía sus historias improvisando, sin guión previo  porque, decía, era una manera de sentir viva la literatura, y que cuando se encallaba en el relato, abría una puerta y aparecía un tipo con una pistola. Esto es un poco lo que uno tiene la sensación que está pasando en esta espiral febril independentista que nos ha entrado a los catalanes: que hay mucha improvisación y aparecen demasiados tíos con pistola tras las puertas por sorpresa.

Defender el independentismo desde el diálogo sereno y las reglas de la democracia es tan legítimo y respetable como todo lo contrario. Lo que ocurre es que en todo este proceso hay aspectos inquietantes, indefiniciones que generan algunas dudas. Ayer, los delPolòniaprotagonizaron un divertido gag en el que se escenificaba el entierro dela puta y la Ramonetapor parte de CiU, esa táctica de nadar y guardar la ropa que tan bien supo gestionar elpresidentPujol. Pero mucho me temo que un día descubriremos que no estaban muertas, sino de parranda.

En las revoluciones es muy importante el líder, ungido de épica y que siempre se pone delante en la  batalla. Se supone que en esto el líder es elpresidentArtur Mas, pero un poco raro. Alienta con sus fontaneros la manifestación de la Diada, pero no va, solo envía a su espíritu. ¿Alguien imagina a Washington, Bolívar, Castro, Zapata o Garibaldi liderando sus batallas en espíritu? Al día siguiente Mas va a Madrid y protagoniza una brillante, brillantísima, conferencia en el Fórum Europa. Estuvo espléndido, pero se cuidó mucho de no pronunciar nunca la palabra independencia. Raro.

Ayer se va la Moncloa a ver a Rajoy, en un encuentro del que todos conocíamos el guión. Seamos serios: ni aunque el líder del PP quisiera podría en estos momentos darle el pacto fiscal a Catalunya, pese a las justas razones esgrimidas por Mas, que lo son. Aun sabiendo el final, uno esperaba que elpresidenthiciera un poco de tarradellismo, con lo  empeñado que está estos días en reproducir episodios de la historia de Catalunya del siglo XX. Hace unos días hubo una especie deremakede la Mancomunitat, con el acuerdo sobre tributación firmado con las diputaciones, y ayer, el secretario general Francesc Homs hablaba de declarar el estado catalán, como Companys en el 34. Es más que sabido que en 1977 Tarradellas y Suárez mantuvieron una tensa reunión que debió acabar tan mal como la de Mas y Rajoy. El entoncespresidenten el exilio, que más sabía por viejo que por Tarradellas, en lugar de romper las cartas salió diciendo que había ido de fábula. Y esa hábil maniobra hizo posible después la restauración de la Generalitat. Mas hubiera podido emular en parte a su predecesor y dejar alguna puerta abierta, pero optó por la ruptura. Rajoy no se lo debió dejar fácil, pero tampoco se lo dejó Suárez mejor a Tarradellas hace 35 años.

Mas volvió a Barcelona derrotado,  pero con esta manía que tenemos los catalanes de celebrar las derrotas, lo recibimos como un héroe con una fiesta sobrera y provinciana. Como escribió un colega en el Twitter, Mas salió de la Moncloa como un líder europeo y llegó a la plaza Sant Jaume como un alcalde de pueblo.

Pero aparte de las de Mas, hay más indefiniciones. El Camp Nou estalla en un grito atronador de independencia que dicen se quedará pequeño cuando venga el Real Madrid. A nadie parece importarle que el presidente azulgrana diga horas antes que  el Barça seguirá jugando la Liga española aunque Catalunya sea independiente. Raro. Y se me ocurre otra. En tierras de Lleida se vive también la euforia independentista. Menos cuando el Ministerio de Defensa anuncia el cierre de la academia militar de Talarn --que es del Ejército español-- y se monta el cirio. Todos se tiran de los pelos porque la marcha de los militares va a hundir la economía local y juntos, independentistas y no, no paran hasta que se queda. Raro también. Y de todo esto, ¿qué opinan los empresarios? ¿Y La Caixa? Los del cava aún no se han recuperado de lo del boicot. ¿Qué piensan ahora?

Un día de estos Mas va a convocar elecciones anticipadas a menos de dos años de su investidura. En países serios eso se llama fracaso, pero la independencia lo tapa todo, incluso los recortes sociales a destajo. Piensan los de CiU --y probablemente tienen razones sobradas-- que esta vez obtendrán una holgada mayoría absoluta. Veremos si va lo de la independencia en el programa electoral o sale un tipo con una pistola tras de una puerta a lo Chandler. Esa va a ser la primera prueba del nueve del liderazgo secesionista de Mas.