Eurovegas, perder o ganar según se mire

Parece que la bola de la ruleta de Sheldon Adelson, aunque sigue rodando, va a caer en Madrid y quienes habían apostado por Eurovegas como gran revitalizador de la economía catalana pierden. Pero como ya dijo Einstein, todo es relativo, y lo que el Govern de CiU, alcaldes del Baix Llobregat y quienes se frotaban ya las manos porque tenían terrenos en la zona considerarán una pérdida irreparable, para otros será como si lo hubieran apostado todo al cero y hubiera salido.

Eurovegas es, efectivamente, una gran inversión que genera mucho movimiento de dinero, pero también una actividad, el juego, que condicionará los usos de un amplio territorio durante al menos varias décadas. Apostarlo todo al número de Eurovegas puede dar dinero fácil y rápido, pero puede ser efímero y acarrear consecuencias sociales y de desarrollo urbanístico fatales e irreparables a medio y largo plazo. Por no hablar del lado oscuro del juego, si es que tiene un lado brillante.

El juego puede crear una gran ciudad en mitad del desierto de Nevada, pero está por demostrar que saque a un país de la crisis. Instalar un gran complejo como Eurovegas supone, además, que el gobierno de turno anima a sus ciudadanos a gartarse el dinero en el juego, y eso en épocas de escasez y creciente pobreza en tan obsceno como que Cristiano Ronaldo diga que está triste porque quiere cobrar más.

Lo único demostrado es que el dinero que gana Adelson con lo que juegan los otros sirve para que sean cada día más ricos él y sus directivos y para financiar políticos.