La hegemonía de Estados Unidos

El imperio contrataca

El ámbito militar y el marítimo es donde los norteamericanos conservan más claramente la supremacía

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RUBÉN HERRERO DE CASTRO

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Durante buena parte de nuestra historia reciente, Estados Unidos ha ostentado una posición de privilegio en el sistema internacional. Solo durante el periodo de la guerra fría puede considerarse que su hegemonía global fue seriamente desafiada.

No obstante, como en otros momentos de la historia, se plantea ahora la cuestión de si Washington sigue teniendo a día de hoy el poder de antes. Pues sí, (casi) lo tiene y lo que es más importante, la voluntad de tenerlo y ejercerlo, pues este país se explica por la conservación de la hegemonía.

Estados Unidos aparece de forma clara en las cinco esferas de hegemonía, a saber, económica, tecnológica, cultural, militar y normativa.

En el área económica, los americanos, a pesar de estar en el origen de la crisis, ya la han superado y siguen siendo la primera potencia económica mundial, con un PIB de 15 trillones, mientras que el principal aspirante en este apartado, China presenta un PIB de 6 trillones. Pero si comparamos la prosperidad y desarrollo social de ambos países no hay color, China tiene 700 millones de ciudadanos instalados en la pobreza (con menos de 2 dólares al día). Solo la Unión Europea en su conjunto supera por poco el PIB de los estadounidenses, pero recordemos, estos forman un país que funciona como tal, mientras la UE hoy está sumida no solo en una crisis económica, sino en otra política que amenaza seriamente su recuperación y progresión en el aspecto económico.

En el área tecnológica, solo la UE, Japón y Alemania pueden competir con Estados Unidos. Por ejemplo, a día de hoy, uno de los proyectos estrella de la ciencia, el del genoma humano, cuenta con cuatro grandes investigadores, Reino Unido, Francia, EEUU y una empresa privada, Celera Genomics, norteamericana. Esto pone de relieve los ingentes recursos públicos y privados de los que disponen los americanos en materia de I+D. China ni cuenta en este apartado, pues su modelo productivo, desde luego no pasa por la innovación, sino más bien por la imitación.

En el área cultural, ningún otro país puede exhibir una influencia similar a la delamerican way of life, un modelo ético y estético que es importado voluntaria y masivamente por casi todos los países del mundo. A través de este modelo cultural, EEUU transmite sus valores políticos, económicos sociales y culturales, al mismo tiempo que suaviza los aspectos más ásperos de su política exterior.

Sin embargo, donde Washington tritura a sus posibles rivales y afianza su superioridad es en la esfera militar. Ha militarizado el espacio, dispone de un sistema defensivo antimisiles y de un arsenal nuclear plenamente operativo (a diferencia del ruso). Domina el espacio aéreo y marítimo de la tierra, asegurando el 90% del comercio marítimo. Su fuerza naval equivale a la de los 17 siguientes países. Su dominio aeronaval le habilita una incomparable capacidad de transporte, pudiendo desplazarse y desplegarse en cualquier rincón del mundo en tiempo reducido. El caso de Haití es ilustrativo: en menos de 24 horas controlaba un país y procedía a la distribución masiva de ayuda humanitaria. ¿Dónde estaba el resto del mundo? Pues en su casa con capacidad operativa cero, señalándose los unos a otros y viendo quién asumía algún coste. Además, controla la principal estructura militar internacional, la OTAN, y tiene a su disposición un ingente arsenal convencional con una capacidad de reposición logística inalcanzable por ningún otro país. Reino Unido, Francia, China y Rusia, con arsenales mucho menores, apenas pueden sostener una agenda militar regional. Y de la UE, mejor no hablamos, ¡no tiene fuerzas armadas! Y es que, en el contexto actual, el cumplimiento de la agenda viene determinado en buena parte por la fuerza militar disponible y por la voluntad de usarla si llegase el caso.

Combinados estos dos elementos de la hegemonía militar y sumados a las otras dos áreas mencionadas, colocan a EEUU en una posición privilegiada a la hora de controlar las principales organizaciones internacionales, muy especialmente las económicas, el FMI, la OMC y el Banco Mundial. O lo que es lo mismo, primer puesto en el área normativa. Esto es, configura las normas del gran juego que siguen la mayoría de los actores del sistema internacional.

Estados Unidos, es cierto, es menos poderoso que antaño y ha rebajado su intervención en los asuntos internacionales, pero ha perfeccionado sus habilidades, racionalizado recursos y conserva un poder determinante para el ejercicio de la hegemonía. No interviene por tener menos poder, sino por considerar que la mayoría de los acontecimientos que están sucediendo en el planeta son aceptables y razonablemente compatibles con su acción interior y exterior. Cuando ha tenido que intervenir en Irak o Afganistán, no lo ha dudado, terminando con dos aborrecibles regímenes. Y si tiene que actuar de nuevo, en Irán o en cualquier otra parte, no dudará en hacerlo. Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.