Tras la cumbre del Consejo Europeo

Europa secuestrada

La política de Merkel paraliza el proyecto de la Unión y amenaza también a los intereses alemanes

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JOSÉ CARLOS DÍEZ

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La cumbre de la pasada semana generó una reacción de euforia en los mercados el viernes, pero como los malos cavas ya ha perdido la fuerza. Los dos años en que el directorioMerkozymantuvo secuestrada Europa a los ciudadanos y tomaba decisiones como una apisonadora sin resistencia han quedado atrás. La victoria deHollandecon un compromiso con sus votantes de cambiar la política europea y reorientarla al crecimiento ha dejado arrinconada a Alemania. Solo Finlandia y Holanda, donde gobierna la ultraderecha, apoyan a Alemania, lo que deja aAngela Merkelen una posición de debilidad.

Este cambio estratégico en el tablero europeo ha permitido aMonti y aRajoymover ficha y aunar intereses como países deudores perjudicados por el mal funcionamiento de la unión monetaria y de los mercados de financiación europeos, lo cual también es un notable avance. Pero ya solo queda todo por hacer.

Con la amenaza deMonti de apretar el botón nuclear y presentar su dimisión y el apoyo deRajoyy luego deHollande, lo único que han conseguido es queMerkelceda dar un mandato a la Comisión para que presente un plan sobre una unión bancaria europea y se intuye, aunque no se explicita en el comunicado, que con la cesión de soberanía de la supervisión nacional al BCE.

La actitud de Alemania podría interpretarse en clave nacionalista, pero no sería suficiente. Además, existe un problema ideológico y una obsesión por el presupuesto público equilibrado queMerkelcomparte conErnest Hoover, el presidente estadounidense durante la Gran Depresión.

Desde el resto de países se presiona a Alemania para mutualizar la deuda, se creen los eurobonos y se avance en la unión bancaria, pero se confunde el deseo con la realidad. El dinero llega a Alemania para buscar protección pero paradógicamente las regiones germanas tienen serios problemas de financiación. Buena parte de los bancos regionales, sus principales prestadores, han quebrado y no tienen capacidad de financiar su déficit y los vencimientos de deuda.

Tras dos años de crisis,Merkelha accedido a emitir el bonoAlemania, el equivalente al proyectoHispabono, pero sorprendentemente no llevará el aval del tesoro público. La cancillera desconfía de que las regiones, ahora en manos de sus enemigos políticos de la SPD, usen la financiación para expandir el gasto y alejarse del virtuoso camino redentor de la austeridad. La pregunta que surge es, siMerkelno avala ni a sus propios regiones, ¿avalará el saneamiento de los bancos españoles o de nuestras comunidades autónomas, con problemas más graves de financiación que las germanas como Catalunya, Valencia o Castilla-La Mancha? Podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que es un escenario muy poco probable.

Lo que no cuenta la señoraMerkeles que Alemania tiene un embarazo no deseado y que, aunque intente ocultarlo a sus votantes, en breve todo el mundo se acabará enterando. Alemania tiene un exceso de ahorro y ha sido prestador neto con el exterior, especialmente con sus socios europeos. Hasta el 2008 eran los mercados financieros privados. Pero desde el 2008, y especialmente en el 2012, los mercados han dejado de funcionar y el BCE ha pasado de ser el prestador de última instancia al único.

El Bundesbank tiene una posición acreedora con el BCE próxima al 30% del PIB, que crecerá hasta aproximarse al 50% a final de año. Si el euro acaba desintegrándose, Alemania ejecutará las garantías de esos préstamos pero le llegarán bonos redenominados a moneda local que se habrán depreciado más del 50% con el hipotético marco alemán. Por lo tanto, recuperarán los préstamos pero al cambiar por el nuevo tipo de cambio los contribuyentes habrán perdido el 20% del PIB germano.

Con el nuevo tipo de cambio, buena parte de la industria alemana dejaría de ser competitiva y muchas empresas se verían obligadas a deslocalizar la producción, provocando el despido de millones de trabajadores. Las pérdidas en términos de desempleo y pobreza en los países deudores también serían cuantiosas. Por eso todos tenemos incentivos para encontrar una solución cooperativa. Pero la solución debe ser repartiendo errores y costes, y acabando con la autoridad moral del norte sobre el sur.

Sabemos por EEUU qué medidas tomar y sabemos que han conseguido crear empleo y reactivar el crédito y la demanda de viviendas. Tenemos aún margen para evitar este escenario tan negativo pero hay que actuar rápido ya que en Europa llevamos dos años arrastrado los pies en la crisis del euro. En la mitología, Zeus representado por un toro secuestró a la ninfa Europa y ahora es Alemania representada por su cancillera la que está secuestrando el proyecto europeo que hemos tardado 50 años en construir.

En el 2000, gracias a la reacción del BCE y al endeudamiento del resto de socios, los alemanes pudieron salir de la depresión, es cierto, con sacrificio. Ahora, Alemania debe ser de nuevo la locomotora o esta historia no tendrá final feliz.

Economista jefe de Intermoney y profesor de Economía de la Universidad de Alcalá