Gente corriente

Juana Fernández: «Ha de haber políticas a favor de los gitanos»

Mediadora comunitaria. Es la primera mujer que ocupará la vicepresidencia del Consell del Poble Gitano

«Ha de haber políticas a favor de los gitanos»_MEDIA_3

«Ha de haber políticas a favor de los gitanos»_MEDIA_3

ROSA MARI SANZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Juana Fernández será elegida el 5 de julio vicepresidenta del Consell Municipal del Poble Gitano de Barcelona, una plataforma de participación del ayuntamiento para cuestiones referentes a la mejora de la calidad de vida del colectivo. Es la primera vez que una mujer gitana ocupa este cargo, que solo tiene por encima una presidencia encabezada por un responsable político, en este caso la concejala Francina Vila.

-¿Las mujeres gitanas toman cada vez más la palabra o el suyo es un caso excepcional?

-En la comunidad gitana las mujeres siempre han tenido mucha fuerza, somos las que tiramos del carro, las que nos encargamos de papeles, de temas burocráticos...

-No obstante, continúan teniendo un papel subordinado.

-Yo no lo veo así. Si hablamos de hace 50 años las mujeres payas tenían que pedir permiso a los maridos para ir a trabajar. En aquella época la mujer gitana ya se iba a buscar la vida sin pedir permiso a nadie. Trabajaba en la calle vendiendo lo que fuera y tenía más independencia.

-Los tiempos han cambiado.

-Las mujeres de la comunidad no gitana han ido dando pasos conadidas. Nosotras, aún con chanclas. Se ha evolucionado de forma diferente y la evolución es la que es, lo que no significa que deba verse ni como positivo ni como negativo.

-Pero no me negará que la independencia es menor.

-Son diferentes maneras de verlo. Es cierto que hay unos roles más marcados, pero la mujer gitana cada vez sale más a trabajar y te la puedes encontrar en un banco o de doctora. También está el ama de casa o la que pide limosna. Igual que hay no gitanos en la misma situación.

-La escuela aún es una asignatura pendiente entre su comunidad.

-Habría que valorar si hay más casos de abandono y fracaso escolar como se dice entre la comunidad gitana o no. El modelo educativo no funciona para las familias que tienen recursos, pues imagínese en las que no tienen ni la subsistencia cubierta.

-¿Usted estudió?

-Hasta los 17 años. Hice puericultura y luego me he ido reciclando con posgrados de carácter social. Antes de trasladarnos a un piso en el Gornal, en L'Hospitalet, vivíamos en barracas en Can Pi [Santa Eulàlia]. Recuerdo haber empezado a estudiar con 3 años en el suelo hasta que nos pusieron barracones tras muchas reivindicaciones. Las mujeres de mi familia siempre hemos sido muy guerrilleras. Mi abuela, en 1989, encabezó una campaña de alfabetización porque su ilusión era sacarse el carnet de conducir.

-¿Lo logró?

-Aprendió a leer, pero no consiguió el carnet porque no podía compaginar la escuela con el cuidado de una casa con nueve hijos y dos nietos.

-¿Cómo empezó su vínculo con el mundo asociativo?

-A los 16 años empecé a relacionarme con entidades del Gornal que no eran específicas de la cultura gitana, eran asociaciones que aunaban inquietudes diversas.

- A esa edad muchas chicas gitanas están más por la labor de casarse, si no lo han hecho ya. No era su caso. Usted sigue soltera. ¿Ha sido una opción para ser más libre?

-No, no. No está reñido. Tengo primas casadas que están muy implicadas en asociaciones. No me he casado porque no se ha dado la situación. Sin ser algo habitual en nuestra cultura, en mi familia no es tan extraño. Hay varios casos.

- ¿Y el entorno familiar lo acepta de buen grado?

- Bueno... Mi madre siempre me dice: «Ay, Juana, que no te voy a durar siempre. A ver si te buscas algo». Yo pienso que soy así y ya está.

-¿Cuál será su prioridad en el Consell Municipal del Poble Gitano?

-Es muy importante potenciar la participación de las entidades gitanas y buscar ideas para mejorar el tema laboral entre los de nuestra comunidad. También es necesario que haya políticas que nos favorezcan, porque partimos de una situación con muchos déficits.

-¿Fruto también, quizá, de una cierta automarginación?

-La discriminación la sufre uno. Yo no me discrimino, me discriminan. Si solo se trabaja para que yo salga de la marginación pero no en paralelo con la otra parte, yo voy a seguir teniendo rechazo, no hacia mí sino hacia mi cultura. Nadie se quiere automarginar, porque es darte contra un muro de piedra. No estamos al margen. Padecemos la crisis, los recortes y el paro igual.