¿Y si se queda en casa, majestad?

Cuatro años y medio después de aquella salida de tono deJuan Carlos Icuando le espetó al presidente de Venezuela «¿por qué no te callas?», que tan aplaudida fue en España, el azar ha hecho que muchos ciudadanos españoles tengan ganas de decirle a su Monarca: «¿Por qué no os estáis quietecito en casa, majestad?» Digo que ha sido un azar, porque aquel incidente con el líder bolivariano se produjo en una cumbre latinoamericana, en Chile en el 2007, y el accidente cinegético del Rey se ha producido mientras se celebraba la cumbre de las Américas, en Colombia. HoyChávezestá enfermo. Por eso no ha asistido a la cumbre de las Américas. El principal enemigo lo tiene dentro; ojalá lo venza. Y el rey de España, quizá demasiado preocupado con el yerno imputado, demasiado abrumado por los cinco millones de súbditos que están sin trabajo en su reino, pensó que le iría bien salir a cazar un elefantote en Botsuana. Para olvidar las preocupaciones.

En pocos años el Rey se ha roto de todo. Fue viendo el domingo la imagen de donJuan Carloscon todo lo que la sanidad pública de nuestro país le ha remendado, reparado y curado, y viendo la portada del diario, con el pobre paquidermo muerto apoyado en un árbol, que me dieron ganas de decirle al Rey, con el respeto debido, que haría bien en quedarse quieto y dejar de dar quebraderos de cabeza a su familia y a los ciudadanos de su reino. También un triste azar ha hecho que el Rey se rompiera la cadera la misma semana en que su nieto se daba un disparo en el pie. Por lo visto, elMarichalar pequeño sufría por lo que le diría el abuelo. Probablemente sabía que le reprendería por dispararse en el pie en lugar de hacerlo a un avestruz. Bien mirado, el abuelo Juan Carlospodría abdicar y dedicarse a cuidar del nietoFroilán.Todos saldríamos ganando, ¿no?