LOS SÁBADOS, CIENCIA

La gran Lynn Margulis

Gracias al empeño de la bióloga recientemente fallecida, la simbiogénesis es hoy una teoría consagrada

La gran Lynn Margulis_MEDIA_3

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JORGE WAGENSBERG

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He aquí una fábula que bien podría ser la fábula de todas las fábulas. En otro tiempo muy lejano, tanto que las bacterias eran los únicos seres vivos que vagaban por el planeta, sucedía que los individuos que comían bien se movían mal, mientras que los que se movían bien comían mal. Tales limitaciones regulaban en cierto modo la competencia de las células por los recursos disponibles. Pero un día ocurrió que una bacteria gorda que comía muy bien, pero nadaba muy mal, se comió a otra bacteria que comía muy mal pero era una excelente nadadora. Este episodio debió ocurrir billones de veces durante la infancia de la vida en el planeta. Sin embargo, aquel día sucedió algo en verdad extraordinario, porque la gorda no digirió a la atleta sino que le propuso un pacto simbiótico: ¿por qué no nos movemos como tú sabes y comemos como sé yo? El pacto no fue nada fácil, puesto que tardó la friolera de 1.500 millones de años en llegar a consumarse. La fábula ilustra el nacimiento de la primera célula eucariota, la célula-ladrillo que compone el resto del mundo vivo (todos los animales, plantas y hongos) a partir de simples aunque variados tipos de bacterias, las células procariotas. La clave no puede ser más clara: colaborar para competir mejor.

La idea de la simbiogénesis es sin duda la idea más bella y potente de la biología después de la idea de la selección natural. Su máxima heroína, la granLynn Margulis,acaba de morir. Como ocurre a veces, la idea que triunfa tiene precedentes no muy bien comprendidos por la comunidad científica de su tiempo. Otros pensadores de la evolución como el alemánAndreas Schimper(1883), el rusoKonstatin Merezhkouski(1909), el francésPaul Poitiers(1918) o el estadounidenseIvan Wallin (1927) ya habían especulado con la idea ante la incomprensión y las críticas de la mayor parte de sus colegas. La jovenLynn Margulisse enamoró de la simbiosis y fue ella quien finalmente logró describir con precisión las fases concretas del proceso que lleva de las bacterias a las células eucariotas.

No fue nada fácil. El artículo seminal fue publicado en 1967 en la audaz y prestigiosa revistaJournal of Theoretical Biology, pero, atención, después de haber sido rechazado hasta 15 veces (¡15 veces!) por otras publicaciones especializadas de primera línea. Gracias a su empeño la simbiogénesis es hoy en día una teoría consagrada que ya nadie discute y que ya va mucho más allá de las simples células.

Hace unos ocho añosLynnme invitó a su cátedra de Geociencias de la Universidad de Massachusetts en Amherst para dar unas clases a sus alumnos. Fueron tres días inolvidables. Se desplazaba a todas partes velozmente en bicicleta y tenía otra para que sus invitados pudieran pedalear tras ella. Pero también le gustaba cambiar de ritmo. Un día me sorprendió con versos deEmily Dickinsonrecitados de memoria y a viva voz mientras paseábamos clandestinamente por el jardín de la casa contigua a la suya. La casa de al lado no era una casa cualquiera, ¡era la casa donde había vivido siempre la genial poetisa!

Margulisera, se puede decir, de buena familia científica. Una de sus hermanas está casada conSheldon Lee Glashow, premio Nobel de Física en 1979 conSteven Weinberg yAbdus Salampor la celebrada teoría de las interacciones electrodébiles. Otro de sus cuñados esDaniel Kleitman,doctorado en física con los nobelJulian SchwingeryRoy Glaubery profesor de matemáticas en el MIT, donde ha hecho contribuciones notables a la combinatoria y a la teoría de grafos. Fue, además, la primera esposa deCarl Sagan,el astrofísico consejero de la NASA y sin duda el más grande divulgador científico de la historia. No pude evitar imaginarme, por un momento, lo que podía ser una cena de familia en aquella casa.

Un día que cenaba conLynnen Barcelona se me ocurrió comentarle lo interesante que sería analizar los microorganismos que tienen las termitas fósiles en sus intestinos para estudiar la evolución de la simbiosis. «Tengo unas piezas de ámbar en el museo de 20 millones de años que...», comenté. Y no pude acabar la frase ni la cena, porque no pudo esperar ni un minuto a ver el tesoro aquella misma madrugada. En el año 2002 publicamos un artículo en la revistaPNASque mereció la portada de la revistaScience News. Años después se intrigó por una pieza encontrada en el desierto del Sáhara y que se muestra en CosmoCaixa como ejemplo de una realidad de origen desconocido. En el museo su función es ilustrar el hecho de que no lo sabemos todo, que el visitante no llega demasiado tarde a la ciencia, que la ciencia siempre está por hacer. Meses después,Lynnorganizó su propia expedición para obtener muestras similares con las que iniciar una investigación de cuatro años. Hoy está a punto de publicarse el resultado. Un misterio menos y un pedazo más de conocimiento.

Así eraLynn Margulis.Gracias,Lynn,por haber existido. Director científico de la Fundació La Caixa.