El análisis de los resultados electorales

El PSOE se hunde solo

El Partido Popular apenas ha ganado votantes desde el 2008, pero los socialistas los han perdido a raudales

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CARLES PASTOR

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Los españoles hemos dado el poder para que nos saquen de la crisis económica a los amigos ideológicos de los responsables últimos de que esta se desatara. Es una contradicción de la que pagaremos tarde o temprano las consecuencias. Pero resulta menos extraña de lo que parece --la contradicción-- si tenemos en cuenta que la alternativa a la victoria del PP era mantener la confianza en quienes, aunque no representen lo mismo, han sido incapaces de hacer otra cosa que capear el temporal sometiéndose a los mercados y claudicando ante la política de ajuste duro que imponen los amos de Europa: Alemania y Francia.

No es que el PP haya sumado ahora muchos más votos que en el 2008. Prácticamente conserva su electorado. Lo que ha ocurrido es que los socialistas han perdido casi la mitad de los votantes que obtuvieron la última vez, que se han ido a Izquierda Unida, a UPyD, a otros grupos minoritarios y a la abstención, que ha crecido en dos puntos. Los de ayer son los peores resultados del partido socialista desde 1977. Es el desengaño del electorado de izquierdas el que ha hundido al PSOE, no el PP. Algo parecido le ocurrió al Labour cuando fue derrotado porMargaret Thatcher: se hundió solo.

Pese a ello tenía razónAlfredo Pérez Rubalcaba cuando proclamaba que PP y PSOE no son lo mismo, y eso se nota en los márgenes de maniobra que deja la política económica que impone e impondrá el eje Berlín-París. Sobre todo en el área de libertades y derechos civiles. Confiemos en que la prudencia de la dirección política de la derecha victoriosa evite una actitud revanchista de los ultras que anidan en sus filas en cuestiones tales como el matrimonio entre homosexuales y el derecho al aborto.

LlegÓ la hora de queMariano Rajoydescubra si tiene un arma secreta capaz de conducir a este país por el camino de la recuperación económica y la reducción del paro. Si no la tiene, esa confianza de la que tanto ha alardeado como condición indispensable para salir del agujero se evaporará en pocos meses. Los conservadores han prometido mantener la capacidad adquisitiva de las pensiones, no recortar el salario de los funcionarios, no aplicar la tijera ni a la sanidad ni a la educación, aunque sí a las prestaciones derivadas de la ley de dependencia, y al mismo tiempo reducir el déficit y cumplir con los compromisos de ajuste exigidos por la actual mayoría de la Unión Europea.

Se parece a la tradicional cuadratura del círculo y es lícito dudar de la sinceridad de muchos de esos compromisos, sobre todo porque la política sanitaria y educativa es competencia de las comunidades autónomas y en las que gobierna el PP la tijera no ha dejado de funcionar mientrasRajoyprometía que iría por otro camino. Y porque la tentación de ahorrar en función pública (sueldo de funcionarios) y en gastos sanitarios y educativos será muy fuerte. Es el recurso fácil mientras una hipotética recuperación económica no permita al Estado recaudar más.

Mención aparte merecen los resultados electorales en Catalunya, que junto al País Vasco vuelve a demostrar que en ambos territorios el sistema político es distinto. En Euskadi, los independentistas de Amaiur superan en escaños, aunque no en votos, al PNV, el PSE pierde más de la mitad de su representación y el PP se mantiene. En Catalunya, el PSC continúa la caída por la pendiente iniciada en las últimas autonómicas y mantenida en las elecciones locales. También aquí los socialistas han perdido las elecciones (solo conservan poco más de la mitad de los votantes del 2008), pero no en manos del PP, sino de Convergència i Unió, que, liderada porJosep Antoni Duran Lleida, gana unas legislativas por primera vez en la historia, y consolida su poder en Catalunya. El electorado no ha castigado los polémicos recortes del Gobierno deArtur Mas. Al contrario, CiU ha ganado votos en cifras absolutas, además de escaños. Si bien la capacidad de influencia de CiU en la política española disminuye mientras que la del PP en la catalana aumenta, lo que empaña la legítima alegría de los nacionalistas. Como en el período 2000-2004, la sartén por el mango la tendrá el PP, y siMasno maniobra para ganarse el apoyo del PSC , CiU será la prisionera de los populares tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento de Barcelona.

Los socialistas catalanes afrontan un congreso todavía más complicado si cabe, en el que, además de elegir una nueva dirección, deberán reorientar y clarificar su línea política a la luz de las lecciones que saquen de esta derrota Si se impone un giro a la izquierda para dar satisfacción a su antiguo electorado desengañado, la posibilidad de llegar a acuerdos con el Gobierno de Artur Mas será más remota. Si triunfa una línea más catalanista, corren el riesgo de seguir perdiendo electores a favor de un PP que juega la carta españolista sin complejos. También el PSOE afronta un congreso difícil, sin poder institucional al que agarrarse y con los dos aspirantes a suceder a Rodríguez Zapatero, Rubalcaba yCarme Chacón, desahuciados por las urnas. Periodista.