Dos orejas y el rabo

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Domingo a mediodía. Encuestas demoledoras. 22.000 personas. Una plaza de toros. Buenos amigos arropándolo. Y Rajoy ¿toreando¿ a placer en Valencia.Viento en popa. Y él crecido. Por primera vez,rompió una de las reglas de las campañas electorales: no confiarse nunca. Porque hasta el rabo todo es toro. Pero lo ve tan claro que ayer dijo: ¿Creo que vamos a ganar las elecciones¿. Expresó lo que piensa prácticamente toda España, aunque siempre es mejor ser prudente.Un exceso de euforia puede desmovilizar a tu electorado.

La puesta en escena del mitin central de campaña fue de manual. Lleno a rebosar. Banderas azules con las siglas del partido. Jóvenes colocados detrás del candidato en un claro mensaje a este sector de la población, el más afectado por el paro. Vistas aéreas de la plaza que permitían percibir el lleno absoluto.Todo ello reforzaba el mensaje que vienen dando las encuestas: la gente está con Rajoy.

El jueves en Las PalmasRajoyno llenó. Un tercio del aforo quedó vacío. Pero lo que era realmente importante era llenar ayer en Valencia.Había que sacar pecho.Y volver a dar otro golpe de autoridad.Y en esto en el PPLo hicieron con la llegada de Rajoy a la sede del partido tras el debate y lo repitieron ayer. Ayer sólo quedó un cabo suelto. No estaba Francisco Camps a quien Rajoy prometió amor eterno. La política tiene estas cosas.Eres útil cuando estás en la cresta de la ola, pero en la tempestad¿ el olvido.