Reconocimiento a TVE

Joaquín Romero

Joaquín Romero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Antes de que acabe la campaña electoral quizá sea oportuno hacer un reconocimiento a TVE, a los profesionales que trabajan en el día a día de esta empresa --ente-- pública, a los directivos que ha tenido en los últimos años y a la gente que ha impulsado durante dos legislaturas un cambio radical, no exento de sacrificios, incluido un importante recorte de plantilla para mejorar sus números. Y todo ello en medio de incomprensiones y presiones tremendas, como quedó de manifiesto con la tentativa de su consejo de administración --donde se sientan representantes de los partidos parlamentarios-- de controlar las noticias.

         Nunca hasta ahora este país había tenido una información de tanta calidad, en todos los sentidos, emitida desde un medio público. No es necesario evocar el periodo vergonzoso del "CE CE O O" de aquel jefe de informativos de TVE, pero su recuerdo permanece sobre todo entre los profesionales como muestra del descaro con que se puede ejercer el poder. La manipulación que se aplicó sobre aquella casa en las dos legislaturas que gobernó el PP, en especial la segunda, fue histórica. Y es fácil imaginar que esos tiempos volverán si los populares ganan el 20-N. El PP ha acusado insistentemente a la actual TVE de parcialidad y le ha negado el pan y la sal, hasta el punto de perseguir a una de sus periodistas más solventes, Ana Pastor, y de negarse a hacer en sus platós el único debate entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Toda una declaración programática de sus planes.

         Es curioso que se produzcan estas acusaciones cuando si algo hace mal la dirección de informativos de la casa es precisamente dar un excesivo protagonismo a los partidos de la oposición, en especial al PP. No tiene sentido intercalar las noticias de las resoluciones de un Consejo de Ministros, por ejemplo, con la opinión de un partido sobre esas cuestiones cuando ni tan solo ha tenido tiempo de conocerlas con detalle. Es como minutar durante toda la legislatura los tiempos en antena de los partidos, igual que en la campaña electoral. En eso, TVE ha sido escrupulosa --entendiendo erróneamente los escrúpulos-- hasta el aburrimiento.

         Conviene aclarar que aunque el dirigismo del PP cuando estaba en el poder no tiene más parangón que el de las televisiones autonómicas donde ahora gobierna, no es, ni ha sido, el único partido en utilizar la televisión pública a su antojo. José Luis Rodríguez Zapatero fue el impulsor, o consentidor, de la transformación histórica de TVE, pero eso no quiere decir que el PSOE no la haya usado para sus propósitos. Quienes tienen edad suficiente recordarán la campaña del referendo sobre la permanencia de España en la OTAN de 1986, en la que los medios públicos pusieron toda la carne en el asador con muy pocos miramientos para conseguir que Felipe González diera la vuelta al calcetín y saliera triunfante de aquella apuesta tan arriesgada.

         Es más que probable que la plena normalización democrática de TVE responda a la candidez del hasta ahora presidente del Gobierno. Otro político más versado quizá no se hubiera metido en esa aventura, pero de todos modos bienvenido sea ese voluntarismo, porque casi nadie renuncia a disponer de los medios públicos cuando llega al poder. No pasará mucho tiempo antes de que echemos en falta la información que sirve la televisión pública que ahora conocemos.