Las relaciones internacionales

La vía de la diplomacia cultural

El potencial de las artes catalanas es estratégico y hace falta una estructura que centralice esfuerzos

Francina Cortés (20102011)

Francina Cortés (20102011) / periodico

JOSÉ MARÍA SANCHIS PERALES

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Las opiniones son más fuertes que las armas.Lord Palmerstone (1784-1865).

Los pueblos han usado la diplomacia cultural para imponer su superioridad o fortalecer sus relaciones con otros pueblos. El imperio romano impuso el latín sobre las lenguas de los territorios que iba conquistando. Los intercambios de regalos entre monarcas o los relatos y objetos de los viajeros renacentistas son ejemplos históricos de diplomacia cultural. Pero a pesar de su utilidad en las relaciones internacionales, son pocos los estados que la utilizan de manera estratégica.

Catalunya, definida como una nación sin Estado y que, por tanto, tiene cerradas muchas puertas de la sociedad internacional, se encuentra en una situación de privilegio para servirse de la diplomacia cultural. Con una larga y reconocida tradición por la cultura, Catalunya dispone de una amplia infraestructura y destaca por su creatividad, pero no aprovecha que este es uno de los pocos campos de las relaciones internacionales donde las comunidades no estatales pueden hablar de tú a tú a los estados.

Las instituciones culturales catalanas juegan un papel determinante y los poderes políticos deben entender que la cultura es parte integrante de las relaciones internacionales ya que afecta directamente a cómo nos ven los demás y nos ayuda a negociar nuestras diferencias. Las relaciones culturales mantienen abiertas vías de diálogo informales cuando las formales han sido suprimidas. Durante muchos años, las orquestas nacionales de España y Catalunya tuvieron un programa de intercambio muy bien recibido por el público respectivo y muy apreciado por los músicos. En los momentos en que el ruido mediático impedía el diálogo, la música sustituyó a las palabras. Las instituciones culturales tienen la capacidad de operar con efectividad en los momentos en que los canales diplomáticos o políticos están cerrados, y así dejan abierta la puerta del diálogo.

Durante la guerra fría, EEUU y la URSS usaron las artes para difundir sus virtudes. El ballet del Bolshoi daba una imagen de alta cultura y sofisticación, así como de disciplina y compromiso colectivo, que contrastaba con el jazz y el expresionismo abstracto americano, con un mensaje de libertad y modernidad más individualista. Hoy el impacto de las nuevas tecnologías está llevando a un incremento de las relaciones internacionales en los niveles subestatales. Los instrumentos tradicionales de la diplomacia están siendo sustituidos por multitud de pequeñas conexiones entre particulares en las que la cultura juega un papel primordial, permitiendo a las naciones más pequeñas participar activamente y proyectar su identidad nacional más allá de sus fronteras.

La diplomacia cultural se ha demostrado especialmente efectiva en aquellos casos en que la percepción de la sociedad o del país es muy negativa. Uno de los pocos caminos abiertos que tiene EEUU en los países árabes es el hip-hop. La imagen de Catalunya en España es más negativa que la que puede tener en otros países. La paradoja es que nuestras instituciones culturales, el teatro e incluso el cine son muy apreciados en el resto del territorio español y muchos gestores de instituciones culturales son catalanes o han sido formados en Catalunya. Si queremos influir en la visión que se tiene fuera de nuestras fronteras, la cultura será la mejor carta de presentación. La red de contactos que el sector cultural catalán ha ido creando es mucho más efectiva que los contactos directos entre políticos o empresarios, y el peso del sector cultural en nuestra comunidad lo sitúa como uno de los estratégicos. Los más de 13 millones de turistas que nos visitan atraídos por nuestro clima y nuestra cultura son una gran audiencia.

Es necesaria una estructura que coordine y centralice los esfuerzos para ganar efectividad en el mensaje. Noruega ha aplicado una estrategia unitaria y todas las instituciones mantienen una cierta imagen común centrada en tres ámbitos: paz y desarrollo social, recursos naturales y modernidad. Otros países, como el Reino Unido o Francia, se posicionan a través de una red de instituciones con presencia casi global. Pero la existencia de una estructura pública para impulsar la diplomacia cultural no garantiza que esta pueda realizarse con plena efectividad, ya que es difícil que los intereses políticos a corto plazo no contaminen.

De lo que se trata es de construir relaciones de larga duración y de comprensión entre diferentes culturas. La cultura catalana tiene reputación internacional, infraestructuras, artistas y la creatividad que la diferencia, pero falta una visión estratégica coordinada y el apoyo económico adecuado para continuar ampliando su influencia. Igualmente, nuestro clima y nuestro patrimonio sirven de atracción para que nos visiten millones de personas cada año y las industrias creativas tienen en nuestra comunidad un espacio donde desarrollarse y encontrar inspiración. Por eso necesitamos líderes capaces de entender el potencial de la cultura en el momento de plantear las prioridades estratégicas.

*Gestor de artes escénicas musicales