Los problemas del transporte público

Luchar contra el incivismo

Es necesario encontrar fórmulas para agilizar el proceso sancionador para combatir el fraude

Luchar contra el incivismo_MEDIA_3

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ENRIC TICÓ

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Ferrocarrils ha estado últimamente presente en los medios de comunicación por la voluntad de la compañía de encontrar aliados en la lucha contra el incivismo. De entrada, me gustaría matizar que el incivismo no es un dolor de cabeza exclusivo del mundo del transporte ferroviario. Es evidente, sin embargo, que los gestores de los servicios públicos, como es el caso de Ferrocarriles, somos una de las principales víctimas de esta lacra, por la gran cantidad de dinero que nos tenemos que gastar anualmente en reparar las gamberradas de una minoría . A modo de ejemplo, Ferrocarriles destina dos millones de euros anuales de dinero público a borrar grafitos, comprar lunas nuevas que se han roto a pedradas o pagar los billetes de los que se cuelan impunemente en el tren.

El civismo es un bien por sí mismo, pero el incivismo tiene efectos gravísimos, que ponen en peligro el mantenimiento de un sistema de transporte público que es una experiencia positiva de copago.

Quiero recordar que nuestro sistema se sustenta en dos tipos de aportaciones: los recursos procedentes de las administraciones públicas (y, en este contexto, deberíamos recordar que el Estado Español ha disminuido estos últimos años los recursos aportados al sistema, en más de 80 millones de euros) y del esfuerzo de los usuarios.

Un fenómeno especialmente grave es el fraude. Si bien es cierto que el nivel de fraude ha ido disminuyendo (gracias a las inversiones que hemos hecho con el cierre de las estaciones, la obligación de cancelar a la salida, etcétera), aún es un problema importante por dos motivos: por lo que tiene de escarnio para la gente que cumple con sus obligaciones y porque supone una disminución significativa de los ingresos. Y todo ello en un momento en el que no podemos pedir más esfuerzos a las administraciones, que ya financian una parte del coste del servicio.

¿Y qué se puede hacer para luchar contra el incivismo y el fraude? De entrada, ser conscientes del problema y encararlo de frente, sin ambigüedades y con la participación de todos los implicados: operadores, fuerzas policiales, magistrados, jueces, profesores universitarios y sociedad civil. Es precisamente esto lo que ya hemos empezado a hacer con la organización de la primera jornada sobre conductas incívicas en el transporte ferroviario. La experiencia ha resultado muy positiva y de esta primera toma de contacto ya hemos extraído algunas conclusiones y un primer esquema de trabajo.

Tenemos claro que hay que trabajar en el terreno de la prevención y la sensibilización para desarrollar la conciencia social sobre los bienes públicos y de usos compartidos. Para ello será necesario contar con la complicidad de las familias, del sistema educativo y también de los medios de comunicación. Pero más allá de eso es necesario emprender acciones concretas para combatir un problema real y existente. Una de las más efectivas, según coincidimos todos los implicados en la jornada, son las patrullas policiales en trenes y estaciones: el llamadomodelo Barcelona. Lo llamamos así porque es una fórmula que ya se aplica, y con éxito, en nuestra capital desde julio pasado.

Pero al margen de estas acciones, que dependen de la Administración y los propios operadores, quiero subrayar que también es imprescindible una revisión del sistema jurídico actual para tener éxito en nuestros objetivos. Por ejemplo, los operadores tenemos el derecho de no dejar entrar en nuestras instalaciones los autores de comportamientos antisociales. Disponemos de una figura jurídica, el alejamiento, que, en caso de incumplimiento, tiene efectos penales y que puede ayudar a combatir directamente la reincidencia. Pero también es necesario encontrar fórmulas para agilizar el proceso sancionador para combatir de una manera más efectiva el fraude, teniendo en cuenta sobre todo que ahora solo se cobran la mitad de las multas. En este sentido, hemos propuesto un nuevo procedimiento sancionador, adaptado al ámbito ferroviario, que permita imponer una sanción inmediata. Tenemos claro que las sanciones no deben ser solo de carácter económico, sino que también debe haber medidas en educación, reinserción y resarcimiento de los daños producidos. Esto quiere decir, por ejemplo, que alguien que no pueda pagar las multas de fraude lo compense haciendo las tareas de limpieza en una estación.

No pretendo ofrecer un manual de soluciones mágicas, solo exponer las conclusiones que hemos extraído después de una jornada rica en debate. Unas conclusiones que estoy convencido de que pueden servir de punto de partida para seguir trabajando en la búsqueda de medidas efectivas para combatir el incivismo. Como dice el maestroPuyal,«juntos seremos imbatibles».

En esta línea, Ferrocarrils ha puesto a trabajar un equipo de personas para hacer un seguimiento de las conclusiones, la aplicación de las medidas propuestas y la denuncia y el seguimiento permanente de los infractores.

*Presidente de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya