Opinión | editorial

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'Adéu' a los toros

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

La plaza de toros Monumental abrió ayer sus puertas por última vez para albergar una corrida. El Parlament aprobó en julio del año pasado que a partir del 2012 el toreo quedaría prohibido en Catalunya, o más concretamente lo que se entiende por la fiesta de los toros, porque dos meses después los diputados catalanes blindaron la celebración de loscorrebousen el territorio, de los que en el 2011 se han podido ver unos 600.

Tanto ayer como el sábado el lleno de la Monumental fue total, no solo por el cartel -especialmente llamativo el del domingo con José Tomás al frente-, sino por el significado de ambas tardes, las últimas para una plaza inau-

gurada en 1914. La afición, más inducida por la emotividad de la ocasión que por las faenas, fue muy generosa con los matadores, a los que ovacionó con gritos de «Llibertat»y «Visca Catalunya». Esas afluencias masivas -20.000 personas pudieron ver a Tomás- han sido muy esporádicas en los últimos años de vida del coso barcelonés. Aunque no se conocen los datos con exactitud, la entrada media está muy lejos de esos llenos. Todo parece indicar que las corridas estaban sentenciadas y diagnosticadas de muerte natural. En el conjunto de España, en los últimos años la celebración de este tipo de festejos ha caído un 37,6% y el número de espectadores se ha reducido en cuatro millones, un porcentaje similar.

De ahí la extrañeza, ya manifestada por este diario, ante la decisión de prohibir el ejercicio de un derecho individual, que no debería haber sido coartado por razones políticas. Es curioso que la primera iniciativa legislativa popular (ILP) que sale adelante en los más de 30 años del Parlament reinstaurado sea justamente esta y no una más relacionada con los graves problemas a los que los ciudadanos de este país se enfrentan en su día a día.

Aún no se conoce cuál será el destino del edificio. Sus propietarios mantienen sobre esta cuestión un inquietante silencio, solo equiparable a la discreción con que desde siempre han tratado las cifras de afluencia de público. Ayer fue el día del adiós de la fiesta en Catalunya, como la despedida que dedica al tendido el torero que aparece en el cartel conmemorativo de Perico Pastor que EL PERIÓDICO regala hoy a sus lectores.