Opinión | editorial

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Mercè, pese a todo

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Las fiestas de la Mercè llegan hoy al final después del más corto recorrido de los últimos años. Con el espectáculo piromusical en homenaje a las columnas de Puig i Cadafalch de Monjuïc, se dará el cierre a una edición pasada por agua que habrá destacado especialmente por una reducción del presupuesto que ya se había advertido hace un año y que ahora se impone como absoluta necesidad, al igual que en la mayoría de fiestas mayores del país. Aun así, la Mercè sigue siendo un punto de referencia y sigue demostrando su gran poder de convocatoria. Es cierto que se han planificado menos días y que no ha habido tantas actuaciones de relieve internacional como en otras ocasiones, pero los escenarios de la ciudad, desde la plaza de Sant Jaume al Fòrum, desde las actuaciones para todos los públicos a las propuestas musicales de vanguardia, pasando por las referencias más populares como la cabalgata o los gigantes, han seguido siendo imanes que han atraído a una gran cantidad de barceloneses y visitantes. Además, la Mercè se ha desarrollado, como en el 2010, sin incidentes destacables.

Esta Mercè ha sido la primera de Xavier Trías como alcalde de Barcelona, en una línea de continuidad institucional que nos indica, por un lado, el vigor de la propia festividad cívica y, por otro, la necesidad -como así ha sido- de un traspaso de poderes que no altere el devenir y el impulso de la ciudad, tanto en su vertiente lúdica como en el día a día cotidiano.

La Mercè empezó el jueves con un espléndido pregón de Joaquim Maria Puyal, una especie deTomb per la vida que incluyó la banda sonora emotiva y sentimental de toda una época y que concluyó, como ya lo hiciera Pep Guardiola en el Parlament, con una arenga a favor del esfuerzo y la tenacidad, decididamente optimista en tiempos oscuros, abogando por una ciudad y un país que sean capaces de superar los complicados momentos actuales para devenirimparables en un futuro inmediato. Y acabará hoy con fuegos artificiales (y con la última corrida de toros en la Monumental que tendrá, seguro, polémica servida). En cualquier caso, como ciudadanos debemos felicitarnos y esperar que en el 2012 regrese una Mercè más dinámica y participativa que nunca. Y, si es posible, con algo menos de crisis a cuestas.