En la muerte de dos políticos de ERC

¡Tenemos prisa!

Torres y Barrera dejaron clara la necesidad de no bajar la guardia y estar preparados para el futuro

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ERNEST BENACH

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Este verano del 2011 se nos ha llevado a dos personajes importantes de la política catalana. Uno a principios de verano,Víctor Torres, y el otro cuando el mes de agosto ya decía adiós,Heribert Barrera.Escribo estas líneas con la tristeza de quien los conoció y admiró y compartió con ellos proyecto político, pero también con la esperanza de que su ejemplo, sus reflexiones y su coherencia sean un referente para las generaciones que tanto hoy como mañana deberán llevar a Catalunya hacia un futuro más próspero, más libre.

Josep Lluís Carod-Rovira,en algunos artículos que había escrito sobre lengua y exilio, ponía de manifiesto una situación de la que, aún siendo dramática, no acabamos de tener la necesaria conciencia. Muchos de los descendientes de los grandes hombres de la etapa republicana -Macià, Companys, Rovira i Virgili, Irla, el mismoTarradellas, todos ellos presidentes de Catalunya o de su Parlament-, tienen como lengua materna, de uso y de relación el castellano, el francés, el inglés, incluso el japonés o el árabe. Todo ello, consecuencia del exilio y de la persecución que la dictadura franquista hizo contra Catalunya, sus instituciones y sus partidos. Recuerdo el funeral deVíctor Torres,donde después de un extraordinario y sentido parlamento deMiquel Pueyotomó la palabra uno de los hijos deVíctory comenzó su parlamento en catalán para continuarlo en francés. Al fin y al cabo es su lengua materna y Francia es donde ha vivido y donde vive, y de donde son sus hijos... Las palabras sentidas era lo que contaba, no la lengua en que se decían, pero este hecho pone en valor la vida de estos hombres, los grandes sacrificios que hicieron, personales, económicos, familiares... porque amaban a su país y creían en él.

Víctor TorresyHeribert Barreraeran de la misma generación, la de los jóvenes que lucharon por la República y contra el fascismo fusil en mano en el frente de Aragón. Viendo algunas declaraciones de estos días, hechas desde la más grave ignorancia o desde el resentimiento, habría que recordar a algunos de los actuales prohombres de la patria las aportaciones a la causa de Catalunya y de la libertad que en su día hicieronBarrerayTorres, los sacrificios y la coherencia que mantuvieron en su ideario hasta el último de sus días. Todos a lo largo de la vida tenemos aciertos y errores, y no hay excepciones, pero lo que cuenta es la globalidad de lo que has hecho.

Quisiera aún destacar otro aspecto común a los dos personajes, el valor que daban a las instituciones.Torres,actuando como secretario del Govern en el exilio, con una carga económica y personal pesada, con unos riesgos extraordinarios y con una voluntad de hierro que permitió que un día elpresidentTarradellaspudiera volver a casa desde el exilio como presidente de los catalanes. YHeribert Barrera, reorganizando el que había sido el gran partido en la época de la República, Esquerra Republicana de Catalunya, y que fue el partido más maltratado por la dictadura, con exilio, cárcel y muerte para muchos de sus miembros.Barrerafue elegido diputado en las Cortes por un partido histórico que había mantenido las instituciones en el exilio pero que fue el último en ser legalizado. YBarrera, ya como presidente del Parlament, puso manos a la obra a la arquitectura institucional que permitió reanudar la actividad de la Cámara catalana en 1980. Una época compleja y difícil donde todo vestigio de republicanismo, de independentismo, estaba más que mal visto. Quizá ahora, al cabo de los años, empezaremos a valorar desde el punto de vista institucional la gran aportación de gente comoHeribert BarrerayVíctor Torresa que Catalunya siga teniendo instituciones. Una nación es su gente, por supuesto, pero sin instituciones no hay nación posible. Y eso lo sabían bienTorresyBarrera.

Heribert Barrerafue de las pocas voces críticas con la Constitución española en 1978, y sus discursos en el Congreso, junto con los deLluís Maria Xirinachsen el Senado, eran premonitorios de algunas de las cosas que están pasando hoy, de lo que es rabiosa actualidad, y que con distintas formas no deja de ser la incomprensión de sectores importantes de la sociedad española y los respectivos gobiernos y políticos de turno hacia la necesidad de mayor autogobierno de este país.

En los últimos años de su vida, tanto uno como otro se convirtieron en voz de la conciencia colectiva y dejaron claro cuál era el camino que no había que seguir, justamente el camino que, ya sea por la sentencia sobre la inmersión lingüística, ya sea por la reforma exprés de la Constitución, que vuelven a atacar el tuétano del autogobierno, nos quieren hacer tomar. Esta fase de sus vidas, ya liberados de responsabilidades políticas e institucionales directas, sirvió para que dejaran clara, uno y otro, la necesidad de no bajar la guardia y estar más preparados que nunca para el futuro. En el anuncio de la manifestación del 10 de julio del 2010 en respuesta al recorte del Estatut,Barrera,a sus 93 años decía: «¡Tenemos prisa!» Y es cierto, tenemos más prisa que nunca.

Expresidente del Parlament.