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Alexandra Salvador: «Lo importante es rescatar a los gatos de la calle»

Fundadora de El Jardinet dels Gats. Tiene 34 años y ha creado una asociación que rescata a gatos.

Alexandra Salvador, en el interior del 'Jardinet dels Gats'

Alexandra Salvador, en el interior del 'Jardinet dels Gats'

CATALINA GAYÀ

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Alexandra Salvador tiene claro que es una mujer «afortunada» porque ha convertido su amor a los gatos en una asociación que rescata a los felinos de las calles de Ciutat Vella. En El Jardinet dels Gats, todos los que colaboran son voluntarios. La presidenta de la fundación es la madre de Alexandra y muchos de los adoptantes son amigos o amigos de amigos o conocidos de amigos. Si te descuidas, hablando con ella, acabas teniendo un gatito en casa.

-Dígame, de dónde le viene este amor gatuno.

-Nací en el Raval y en el patio interior en el que vivíamos había gatos. Nadie los ayudaba. Solo mi madre, que les bajaba comida. Además, a los nueve años me encontré a dos gatitos y me los llevé a casa.

-Una cosa es llevarse dos gatitos a casa y la otra crear una asociación que mueve a 70 voluntarios...

-[Se ríe] En realidad, la presidenta de la fundación es mi madre. En el 2005, con el apoyo del distrito de Ciutat Vella, pusimos en marcha El Jardinet dels Gats. Entonces, trabajaba como administrativa en una fundación que gestionaba proyectos sociales. Aprendí muchísimo y, en el 2008, decidimos emprender el proyecto de una asociación. Para nosotros, lo importante es rescatar a los gatos de las calles. Ahí se exponen a muchos peligros y enfermedades. Aún queda mucho por hacer, pero hemos hecho un buen trabajo y, si le digo la verdad, gracias a los voluntarios podemos trabajar de manera tan eficiente. ¡Son personas increíbles!

-Recogen a los gatos de la calle y los llevan al Jardinet.

-¡No! En el jardín solo viven los gatos que ya había y hay algunos en tránsito, es decir, que están pendientes de pasar por el veterinario. Cuando hacemos intervenciones, lo que hacemos es recoger a los gatos, esterilizarlos y darlos en adopción.

-O sea, el jardín es algo simbólico.

-Hay 22 gatos en el jardín, pero en todos estos años hemos dado a centenares en adopción. Si no le importa, no ponga dónde está el jardín.

-¿Perdón?

-No sabe la cantidad de gatos que nos dejan cada vez que alguien publica dónde está. ¡Y con la crisis es mucho peor!

-¿Se los dejan?

-Sí, con notas y en su propia jaula. Da mucha tristeza.

-¿Cómo funcionan?

-Ahora tenemos a 70 voluntarios repartidos en diferentes equipos: el de rescate, el equipo de veterinarios, el de acogida, el de adopciones, el de seguimiento... Cuando nos avisan de que hay un gato abandonado en algún lado, intervenimos y, cuando lo cogemos, lo llevamos al veterinario. Luego, le buscamos una familia.

-Siga.

-Además, organizamos charlas, conciertos y así difundimos nuestro trabajo. Nos encuentran por la web. Necesitamos gente que quiera colaborar y gente que quiera adoptar.

-Perdone, ¿qué significa que hacen un seguimiento?

-Cuando rescatamos a un gato y este se da en adopción, hay un equipo que sigue el proceso: que el gato se adapte a las personas y al revés.

-Oiga, y los avisan y acuden.

-Sí, hemos llegado a destapiar pisos. Si le contara, lo que encontramos.

-Por favor...

-Hicieron un edificio oficial y sepultaron a unos gatos bajo el parquet. ¡Una anciana los rescató! Además, hay poblaciones descontroladas en patios interiores. Ahora tenemos el control de ocho poblaciones, pero es muy duro.

-¿Por qué?

-Por varias razones. Primero, porque la gente no entiende que, aunque es cierto que los gatos que están en los patios interiores no son de nadie, son consecuencia de alguien. Segundo, aún sigue esa idea de que un gato macho tiene que embarazar a las gatas.

-¿En serio?

-Sí. Y hay una tercera razón: para acceder a los patios necesitamos la colaboración de los vecinos. Si son apartamentos turísticos, no hay manera de conseguir que abran la puerta.

-¿Podemos dar una vuelta por el jardín de los gatos?

-Claro. Le presento a algunos gatos. Esa de ahí, la negrita, estuvo encerrada en un párking muchos años. Ahora siempre está encaramada a la caseta o a los árboles. Ojalá un día este jardín sea simbólico y la gente sea consciente de que no puede abandonar a los gatos.