Dos miradas

Olas verdes

JOSEP MARIA FONALLERAS

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El pasado lunes vimos de nuevo hileras de ataúdes recubiertos de una tela verde que convierte el rito anual de Potocari en un mar simbólico, un océano donde las olas se desplazan de forma armónica, quietas en apariencia, insistentes en la recurrente, terca, simbólica ceremonia fúnebre del recuerdo. Este 11 de julio, 16 años después de aquella fecha que simbolizará para siempre la ignominia y la incomprensible pasividad occidental, se enterraron en Potocari los restos de 613 víctimas. En otros cementerios bosnios, otras 188. Conviene repetir las cifras y ser exactos, no olvidarse de ningún cuerpo, convertir la matemática macabra en un mecanismo contra la desmemoria y a favor de la dignidad. Hay 5.317 víctimas reconocidas, en el memorial, identificadas, introducidas en féretros de tamaño regular y constante, ofrecidas a las familias para que tengan una referencia donde poder llorar y donde depositar flores, donde vaciar la rabia y entregarse al desconsuelo.

¿Cuántos murieron, aquel 11 de julio de 1995, en Srebrenica? Más de 8.000, dicen las crónicas, 8.372 según la lápida que conmemora la matanza, con tres puntos suspensivos que dejan abierta la posibilidad de más hombres, abuelos, chicos, niños, que cayeron en manos del genocidaMladic y de sus esbirros, sicarios serbios. Ha pasado otro aniversario. Vendrán más. Poco a poco, año tras año, más olas verdes que descansarán en la antigua tierra dañada.