La política y los ciudadanos

'Defensa de la democràcia'

Sea o no cíclica la historia, algunas reflexiones de Rovira i Virgili están muy vigentes 80 años después

FRANCINA CORTÉS (29-06-2011)

FRANCINA CORTÉS (29-06-2011) / periodico

FRANCESC XAVIER GRAU

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Las comillas en el título no indican ningún doble significado, sino que se trata del título de un libro, escrito hace más de 80 años porAntoni Rovira i Virgili,el escritor, historiador y político catalán, presidente del Parlament en el exilio, que fue reeditado el año pasado por iniciativa del Memorial Democràtic. Como señalaAnna Sallésen el prólogo,Defensa de la democràciafue publicado cuando ya se dejaba sentir en Europa la crisis económica que conduciría a la Gran Depresión, con consecuencias políticas terribles. Sin embargo, como también afirmaAnna Sallés, Rovira i Virgili no está respondiendo aún a estos efectos, sino a su preocupación por la crisis de valores democráticos que percibe.

Vivimos también, en los inicios del siglo XXI, momentos de aguda crisis económica global, sobre la que nos falta capacidad para acabar de captar su alcance, así como una crisis de valores, también de los democráticos. No pretendo simplificar momentos y situaciones de gran complejidad con la idea sencilla de repetición de la historia. La humanidad está condenada a evolucionar por prueba y error, todo el conocimiento y experiencia vivida por una generación no es asimilable íntegramente por la siguiente y muchos errores se pueden repetir. Y parece que vivimos en tiempos de acumulación de errores, similares a los que vivía la consternada y desorientada Europa de comienzos del siglo XX que tan bien nos describeStefan ZweigenEl mundo de ayer y que condujeron al ambiente en el queRovira i Virgili

escribió su libro y que todavía evolucionó hacia la emergencia de los totalitarismos más sangrientos que ha experimentado la humanidad.

Me quiero centrar solamente en los valores democráticos en relación con las situaciones puntuales pero agudas de desprecio de nuestro Parlament, nuestros representantes y también nuestros partidos políticos, y servirme de una selección de palabras deRovira i Virgili que en todo caso, sea o no cíclica la historia, creo que aún hoy están vigentes (con esto no digo que lo sea todo el libro, que contiene también algunas afirmaciones que seguramente hoyRovira i Virgilitampoco defendería).

Buena parte de la crítica que hay detrás de las manifestaciones de indignación se centra en «la política», «los políticos» o «los partidos políticos» en reclamación de «democracia real». Me parece oportuno en estos momentos recordar una de las ideas bien y valientemente expuestas porRovira i Virgili: «Los partidos son un instrumento indispensable para el ejercicio regular de la democracia. De la gran masa amorfa o indistinta, variable y poco constatable, los partidos hacen -o deberían hacer- un conjunto claramente diversificado, apto para la expresión de las tendencias y para la manifestación de la voluntad colectiva. Sin la previa separación de la masa en partidos, los conceptos de pueblo y opinión pública son palabras sin contenidos».

En los artículos sobre los defectos y la relatividad de la democracia («la democracia nunca es completamente democrática»),Antoni Rovira i Virgili expone también con valentía y claridad la inevitabilidad de los defectos y al mismo tiempo la fortaleza de la democracia para superarlos: «Dentro de la democracia se forma una oligarquía, pero esta queda sometida a los sentimientos populares, y está controlada, y es destituible por voluntad de la mayoría. En la oligarquía democrática hay un simple caso de delegación de poderes, mientras que en la oligarquía autocrática hay un caso de detentación de poderes».

Como también dice, no sin ironía: «Podemos admitir que en cada cuestión que se plantea en la vida humana hay un hombre o muchos hombres que son los poseedores de la verdad única (...). Si estos hombres quieren imponer sus ideas sea como sea, porque son verídicas, o buenas, o justas (...), el régimen de la sociedad se convierte en un hecho primario de pujanza. Se impone el que tiene más fuerza. Y sucede que no siempre los que tienen la pujanza social tienen la razón (...). La democracia ha llegado a la solución práctica del principio numérico de las mayorías sobre una base de derechos humanos esenciales».

Ni la libertad ni la democracia tienen la virtud de convertir a las personas en ángeles... «El error de los demócratas idílicos y los ácratas filosóficos (...) es creer en la bondad natural del hombre y en su perversión por efecto de la opresión autoritaria (...). La democracia es un instrumento no de perfección, sino de perfeccionamiento. No pone al descubierto y en acción la bondad general, porque esta no existe».

Los males de la democracia con democracia se curan, y en esta necesaria y continua intensificación -que quiere decir también defensa- de la democracia, los partidos políticos y todos los ciudadanos que tienen el coraje de hacer política de base son los instrumentos imprescindibles para ordenar, vehicular y elevar a colectivos los intereses que, con infinidad de matices, todos legítimamente tenemos. Y a los ciudadanos la democracia nos reserva el verdadero papel de protagonistas, el de expresarlos mediante la elección personal y periódica, la única base democrática para la también necesaria y continua regeneración.

Rector de la Universitat Rovira i Virgili.