La estrategia del sector audiovisual

Cine catalán: ganarse al público

La Administración reclama a los productores ser más imaginativos a la hora de estrenar y distribuir

FRANCINA CORTÉS (23-06-2011)

FRANCINA CORTÉS (23-06-2011) / periodico

JORDI ROIGÉ

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Empieza el verano y eso es sinónimo de rodajes. A pesar de la coyuntura económica actual, las productoras se lanzan a la calle y los directores gritan el ansiado «¡Acción!». Estos rodajes dan fe de que la industria catalana tiene energía y de que sigue siendo una pieza imprescindible de la cinematografía española.

Otra cosa es la incidencia real que estas películas tienen en el mercado. Es evidente que el retorno sigue siendo muy inferior al esfuerzo realizado. El cine catalán y español todavía tienen una deuda pendiente con su público. Han de consolidarse como oferta de un público generalista y no solo especializado. Es decir, nuestro cine necesita más éxitos de taquilla y de opinión pública y publicada. Ciertamente, hay que aprovechar la estela dejada porPa negrey otras producciones recientes que han roto un montón de tabús incuestionables hasta el momento.

Esta prioridad por aumentar el número de espectadores por película y no tanto por producir más se ha instalado también en las mentalidades de los nuevos responsables de la cinematografía catalana. En un encuentro reciente del Club dels Productors, el director del Institut Català de les Indústries Culturals (ICIC),Fèlix Riera,analizaba ante los productores la trayectoria de los últimos años de la inversión de los recursos públicos en audiovisual. Un 90% de estas ayudas se destinaron a la producción, y solo un 10%, a las otras partes de la cadena: distribución, exhibición, promoción y obtención de nuevos públicos.

El resultado de esta política ha sido una cinematografía catalana con más de 80 películas al año, pero menos de una veintena con una incidencia real en las salas y otras ventanas de explotación. Conclusión: la Administración ya ha comenzado a trasladar al sector la necesidad de corregir estas proporciones.

El resultado que se pretende es que las películas lleguen en mejores condiciones al mercado, que los cines las exhiban de forma competitiva, que tengan las campañas de promoción necesarias para su público objetivo y que los distribuidores independientes recuperen un espacio desaparecido años atrás.

La forma en que consumimos audiovisual se ha transformado. Pensar que una película solo tiene una explotación comercial en el cine es un profundo error. Por lo tanto, la Administración también reclama a los productores ser más imaginativos a la hora de estrenar y distribuir los productos: en la sala, en internet, en la televisión.

La Generalitat, sin embargo, es consciente de que no basta con un cambio de orientación del sector. Las televisiones tienen que ofrecer franjas de programación dedicadas a la producción del país. TV-3, principal coproductor del audiovisual catalán, deberá responder a esta demanda clásica de los productores a la que ahora se suma también el ICIC. En definitiva, que la televisión catalana participe en una política más sostenible, que acompañe todo el proceso de una película, con mucha importancia en la difusión y promoción.

Igualmente, a TV-3 se le pide un papel más activo en la internacionalización de nuestro audiovisual, y concentrar esfuerzos en penetrar en países emergentes, como Brasil, y no tanto en países más maduros y por tanto más cerrados.

Fèlix Rieratambién detecta como un grave problema de nuestro sistema la ausencia de distribuidoras fuertes en Catalunya. El máximo responsable de la cinematografía catalana recurre a las imágenes agrícolas para asegurar que tenemos una gran semilla -las películas- y una tierra fértil -un mercado dispuesto-, aunque no les da el sol. Esta energía necesaria es la distribución, imprescindible para que el cine catalán llegue a las salas en las mejores condiciones posibles. Así pues, la Generalitat orientará su política a fortalecer las distribuidoras catalanas independientes.

Si estas nuevas estrategias se consolidan en el 2012, la consecuencia será que se rodará menos, pero las películas catalanas estrenadas en el 2013 tendrán más copias y más salas, durarán más semanas en cartel y en mejores horarios, y se beneficiarán de campañas de promoción más contundentes. En definitiva, menos películas deberán tener más público. Si este es el objetivo, la orientación de la Generalitat es correcta, según nuestra opinión. Ahora bien, de nada serviría reducir la inversión en producción si luego estos recursos ahorrados no se visualizan en las salas de cine y en los medios de comunicación.

Restablecer la cadena de valor, dando importancia a todas las fases de la producción, distribución y exhibición, y mejorar la internacionalización de nuestro audiovisual son una buena hoja de ruta. El principal escollo será, sin embargo, la reducción de los presupuestos de la propia Administración y de las televisiones, así como conseguir una financiación más racional con una política de préstamos basados en el circulante y no en los bienes inmuebles de la empresa o sus responsables.

Responsable de comunicación de la junta directiva de Productors Audiovisuals de Catalunya (PAC).