Opinión | EDITORIAL

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Reforma electoral

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Quienes pretenden reducir el movimiento del 15-M a un grupo violento y antipolítico se equivocan o actúan movidos por la ignorancia o por la malicia. Desde el primer momento, la mayoría de los jóvenes reunidos en las plazas españolas debatieron sobre la situación política, con contribuciones en temas de gran importancia que afectan a la calidad de nuestra democracia. Uno de ellos es todo lo que concierne al sistema electoral, desde la forma de la representación política hasta el modo de escrutinio o las incompatibilidades de los cargos electos.

España tiene un sistema electoral proporcional garantizado por la Constitución, pero corregido por una ley d'Hont muy discutible, que prima a los partidos mayoritarios y consagra el bipartidismo. Catalunya lleva más de 30 años sin ley electoral propia sencillamente porque las fuerzas políticas no se han puesto de acuerdo en elaborarla, empeñadas como están en sacar partido de la reforma y poner el baremo solo en el número de escaños que ganarían o perderían con la revisión.

Como este es un tema importante, que ha surgido en las asambleas de los indignados, pero que es recurrente cuando se trata de analizar la calidad democrática del sistema, EL PERIÓDICO tomó el jueves la iniciativa de invitar a los lectores a que hicieran propuestas sobre la reforma electoral a través del correo electrónico o de las redes sociales. La respuesta ha sido espectacular: unas 800 aportaciones en dos días.

El resumen de lo que los lectores proponen, que recogemos en el Tema del Día, compone un interesante friso de ideas, a veces irrealizables, a veces contradictorias, pero siempre válidas, En general, y aunque algunos lectores defienden la circunscripción uninominal -para conocer al diputado que representa a los electores-, se apuesta por aumentar la proporcionalidad, por las listas abiertas o por la limitación de mandatos a dos legislaturas. También por las primarias, porque los votos en blanco tengan representación, por primar a la lista más votada, por los referendos a la italiana y por la prohibición de imputados en las listas, así como por medidas de transparencia, austeridad e incompatibilidad de cargos, entre otras.

Con el debate sobre la reforma electoral, este diario inicia una serie de reflexiones con lectores, expertos y políticos sobre los principios que pueden ayudar a mejorar la democracia.