El turno

Desayunos de alta tensión

GABRIEL PERNAU

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

María Dolores de Cospedalseguramente escogió el peor de los escenarios posibles para acusar a los informativos de TVE de falta de imparcialidad. Lo hizo enLos desayunos de TVE, el programa que conduce con desparpajoAna Pastor.La periodista hizo frente a la secretaria general del PP cuando esta dijo que «en el ámbito de la información no se ve la imparcialidad que tendría que tener» y que los informativos «no son imparciales ni objetivos».

La conductora deLos desayunos de TVEplantó cara, y a partir de ahí se inició una discusión la mar de interesante entre las dos que refleja dos formas muy diferentes de apreciar la realidad. Sin necesidad de recordar a Urdacis ni Buruagas pasados,Pastorrespondió a la política que era un orgullo de los periodistas de la televisión pública española trabajar «en esta etapa de libertad» y que la actual televisión es diferente de la de otras épocas.

Primero se las había tenido conEsperanza Aguirre,el mes pasado conMahmud Ahmadineyad. Ana Pastor se ha ganado el mérito de ser considerada laMònica Terribas española. Sea quien sea el que tiene delante, no se deja intimidar. Se mantiene fiel a los criterios que deben guiar a la buena periodista que ha demostrado ser. Sin ir más lejos, hace pocas semanas recibió el premio a la libertad de expresión que otorga la Asociación Profesional Española de Informadores de Prensa, Radio, Televisión e Internet. El jurado valoró precisamente la forma «valiente e independiente» en la que realiza las entrevistas. Pero ya se sabe: los políticos, especialmente los de derechas, tienen alergia a la independencia de los medios de comunicación.

Seguramente la etapa actual es la de mayor libertad informativa de los canales de televisión y emisoras de radio que dependen de las instituciones, tanto en España como en Catalunya. Sin duda, el mérito ha sido de los profesionales de cada casa. Ojalá se mantenga esta línea. Saber qué pasa en el mundo y ayudarnos a interpretar la realidad, aunque resulte molesta, nos hace más libres.