Perlas del papel

Las actas etarras y la higiene personal

Guerra de filtraciones para dirimir si Rubalcaba combate a ETA o colabora con ella

Las actas etarras y la higiene personal_MEDIA_1

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XAVIER CAMPRECIÓS

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Intentemos situarnos. El lunes, El Mundo, en su objetivo confeso de liquidar políticamente a Alfredo Pérez Rubalcaba, daba en primicia la supuesta acta del etarra Thierry sobre un contacto con el Gobierno en el 2006 que probaría el soplo que frustró una redada para facilitar la negociación Gobierno-ETA.¿Interesaba eso a la prensa vasca? No. Debía darlo por descontado, por poco novedoso o por conocido/intuido, ya que no cabía en ninguna de sus portadas. Ni la de Berria, ni la del Diario Vasco, ni la de Deia (la cabecera propeneuvista abría con el vuelco banderil experimentado en la tele vasca del Gobierno del lendakari López: salen siete rojigualdas por cada ikurriña), ni la de El Correo (primaba la fotografía del edil Benjamín Atutxa viendo el vídeo con la confesión de quien debía ser su verdugo).

Pero la exclusiva galáctica de Ángeles Escrivá -unas actas de ETA para derribar al aspirante a suceder a Rodríguez Zapatero y denigrar la gestión como el ministro que puede acabar con la banda terrorista- vale su peso en oro en la Villa y Corte.

O sea, que El Mundo remataba ayer la jugada del chivatazo del Faisán. Título de portada: El PP reclama que Rubalcaba dimita por 'colaborar con ETA'. Y el editorial lo daba por acorralado política y penalmente con la doctrina preescrita por Federico Trillo.

O sea, que El País replicaba divulgando un resumen de la Guardia Civil de las actas incautadas a Thierry sobre todo el proceso negociador (julio 2005-mayo 2007). Y le daba un enfoque radicalmente distinto para realzar que no todo lo que se escribía de esas reuniones se convertía en realidad. Título en el interior: Los encuentros con el Gobierno, según ETA. Subtítulo: Los documentos incautados al exjefe militar Thierry prueban la tensión de los contactos y que muchas de las supuestas concesiones del Ejecutivo no se llevaron a cabo. Y, como remate, Luis R. Aizpeolea recordaba que el Gobierno de Zapatero, a diferencia del de Aznar, ni dejó de practicar detenciones ni acercó presos etarras a Euskadi durante la tregua.

Si es que ya lo escribía ayer un insigne columnista de derechas, Alfonso Ussía (La Razón): «Tengo la muy buena costumbre de no comprar El País por motivos de higiene personal».