El turno

Releyendo al gran Kapuscinski

GABRIEL PERNAU

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Estos días, en que Túnez se ve sacudido por una insurrección popular, es un buen momento para releer aRyszard Kapuscinski. El periodista polaco fue testigo privilegiado de muchas de las revoluciones que vivió el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Conoció de primera mano el levantamiento de su país contra el comunismo, la caída delshaReza Pahleviy numerosos movimientos de liberación en África y América Latina. Hoy, sus textos nos iluminan a la hora de entender lo que sucede en el país magrebí.

ParaKapuscinski, el motor principal de cualquier revuelta no es solo la miseria, la opresión o los abusos escandalosos. «Condiciones parecidas se dan en docenas de países y, sin embargo, las revoluciones estallan en contadas ocasiones. Es necesaria la toma de conciencia de la miseria y de la opresión, el convencimiento de que ni una ni otra forman parte del orden natural del mundo». Para el reportero, la ética juega un papel básico. «El motor principal de la mayoría de los movimientos de protesta, de las insurrecciones y de las revoluciones no es la lucha por el pan, sino la dignidad herida. Llega un momento en que la gente ya no quiere seguir soportando humillaciones».

Es entonces cuando «una multitud bien alimentada y entretenida deja de obedecer. Empieza a reclamar algo más que diversión. Quiere libertad, exige justicia. El déspota se queda atónito». Y en casos como el de Túnez, se ve obligado a huir.

Según la receta deKapuscinski, es muy dudoso que, a corto plazo, la revuelta tunecina triunfe en otros países árabes. Unos años atrás hice un viaje por el norte de África y Oriente Próximo. Tuve ocasión de hablar con centenares de marroquís, argelinos, tunecinos, egipcios, jordanos, sirios y libaneses. En ningún país detecté el grado de rabia con el que se expresaba la gente en Túnez. Y en ningún otro hay unas clases medias tan bien preparadas. El mundo árabe comienza a caminar. Desconocemos hacia dónde y lo largo que será el camino.