Pequeños detalles

De rebajas en los bazares chinos

JOSEP CUNÍ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Llegaron las rebajas. Pero las de este año, para quedarse. Así, a las habituales de enero añadiremos las que recortan algunas de las prestaciones sociales alcanzadas hasta ahora y que reducirán el glorioso Estado del bienestar. Vean, pues, en los escaparates lo que no está escrito y lean en los carteles chillones la disminución de nuestro nivel de vida real. Otorguen al momento la dimensión que tiene y saquen la primera de las conclusiones de la analogía: todo lo que escuchábamos estaba amplificado y todo lo que tuvimos era excesivo. Nos creíamos ricos gracias al propio esfuerzo tardío cuando en realidad lo éramos también gracias a la generosidad de los demás. Atrás quedaba el alto precio pagado, cierto. Luchas históricas, esperanzas aplazadas, revoluciones pendientes y ansias igualitarias con nuestros vecinos continentales. Pero poco importan hoy las razones del retraso cuando hay que poner el reloj en hora y lo que vale son los motivos del ajuste. Llegar tarde se acaba pagando, y lo vamos a hacer con creces.

La diferencia con la imagen habitual del día siguiente al de Reyes es notable. Aquí y ahora no hay público congregado a las puertas de los grandes almacenes esperando el disparo de salida para entrar a la carrera tras abrirse las puertas del deseo y sentirse reinas por un día o gloria de un instante televisivo. No. En este caso, el ciudadano se lamenta en voz baja y sin reunirse con nadie, excepto con quien pueda compartir disgustos y pesares. Y si se congrega en alguna plaza mayor, que está por ver, será para protestar a sabiendas de que no le salvarán ni la pancarta ni la consigna sindical porque la suerte está echada. Ya hemos escuchado alpresidentMas. Las cuentas de la Generalitat están peor de lo malas que él mismo pronosticaba. Augura dos años de dificultades que algunos de susconsellersya han empezado a perfilar mientras predican con el ejemplo recortando altos cargos y gastos superfluos. El paro, lejos de remitir, se estancará. Y la creación de puestos de trabajo es un reto de legislatura. De la catalana, por supuesto, porque lo que le queda a la española difícilmente permitirá aRodríguez Zapatero acariciar las mieles del éxito ni a su partido capitalizar más renta negativa que la de la reforma laboral, la de las pensiones y las que vengan a partir de ahora, que serán unas cuantas. Todo para reconvertir el país a conceptos desconocidos u olvidados por la mayoría: trabajar más para cobrar lo mismo, o menos, y hacerlo mucho mejor.

Nos sobra cantidad y nos falta calidad. La visita del viceprimer ministro chino y los 16 acuerdos firmados son la prueba del algodón. Dicen confiar en nosotros mientras compran nuestra deuda y se la cobran doblemente. En dinero y en especies. Ya veo aTrinidad Jiménezpreparando la respuesta para cuando alguien preocupado por el creciente poder amarillo le pida un poco de control patrio. Echará mano de lo que le soltóHillary Clintona un interlocutor en una cena coloquio hace unos meses en Nueva York y que luego utilizó en un documento oficial según Wikileaks. Y contestará: «¿Cómo trataría usted a su banquero?».