Todos contra la subida de la luz

La subida del recibo de la luz a partir del sábado ha suscitado la misma unanimidad de rechazo en el quiosco que entre los consumidores, como no podía ser menos. También hay coincidencia en que el problema viene de largo y que uno de los errores fundamentales es no haber puesto coto mucho antes. En cualquier caso, hay matices interesantes.

El Mundo enmarca la subida en lo que titula La peor cuesta de enero de nuestra vida, porque suma a la tarifa el precio del gas, las gasolinas, los billetes de Renfe y las repercusiones en los precios de la alimentación de las subidas de las materias primas. «Teniendo en cuenta que la inflación interanual está ahora en el 2,3%, no sería nada extraño volver a tasas cercanas al 4% en la próxima primavera». También añade que desaparece el cheque bebé, el subsidio de 420 euros, las desgravaciones por compra de vivienda, que las hipotecas costarán más y que el IRPF subirá para las rentas más altas. «Lo que se avecina -concluye- es una terrible cuesta de enero en la que todos vamos a tener que pagar un precio muy alto por la tardanza en reaccionar del Gobierno».

La Vanguardia recuerda que el invento del déficit tarifario le permitió en su día al PP bajar la inflación y cumplir las condiciones de Maastricht, a la vez que se creaba un problema que tarde o temprano debía resolverse, y que esa hora ha llegado por la presión de los mercados financieros. Por eso reparte responsabilidades: «El Gobierno culpa al PP de haber generado la hipoteca eléctrica que ahora nos toca pagar a todos. Pero también tiene razón el PP cuando afirma que el Gobierno ha escogido el peor momento para pagarla, ya que podría haberlo hecho en los años de bonanza».

El País considera que la subida era inevitable, si bien sus «efectos políticos son otro cantar». Entre otras cosas, porque va a contribuir a reducir la renta disponible de las familias y a aumentar el malestar social de este periodo de recesión económica. Desde su punto de vista, la cuestión que se discute suscita «dos preguntas: cómo se ha llegado a esta situación y qué soluciones existen para rebajar una deuda de 20.000 millones que, además de cuestionar la solvencia de las empresas que la soportan en sus balances, pesa como una losa sobre el mercado español de la deuda».