Opinión | Editorial

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Ejercicio de responsabilidad de Mas y el PSC

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Artur Mas fue investido ayer presidente de la Generalitat por mayoría simple, con los únicos votos de los diputados de CiU, pero con la decisiva abstención del PSC. Todos los demás grupos votaron en contra. La sesión de investidura ha sido un ejercicio de responsabilidad. En primer lugar, por parte del candidato de CiU, que en todos sus discursos ha mostrado un talante dialogante y negociador, alejado de la prepotencia de otras épocas. Es verdad, como ha venido repitiendo Mas, que los siete años de travesía del desierto han dejado huella, y una huella positiva, que se reflejó perfectamente en el tono del ya president electo.

Pero responsabilidad también por parte de los socialistas, que han sabido pasar de la decepción y la derrota a la colaboración con el ganador mediante un pacto que, aunque solo sea para la investidura, como se encargó de subrayar su portavoz, prefigura una cooperación futura en los grandes temas que preocupan a los ciudadanos.

Entre ellos, figura en primer lugar la lucha contra la crisis económica y el paro, para lo que CiU y PSC han acordado celebrar una cumbre. El pacto alcanza también, aunque de modo genérico, al mantenimiento de los modelos sanitario y educativo -incluida la inmersión lingüística-, a las reformas estatutarias y constitucionales, y a las líneas estratégicas en vivienda e infraestructuras, y garantiza la presencia de la oposición en las comisiones bilaterales entre la Generalitat y el Estado. Aunque la experiencia aconseja ser escépticos, ambos partidos se comprometen a elaborar una ley electoral, de la que Catalunya carece desde hace 30 años.

Naturalmente, el Govern debe gobernar con su programa, y la oposición controlarlo, pero, en tiempos de crisis en los que hemos venido reclamando un acuerdo del PP con el PSOE en el ámbito estatal, solo nos podemos felicitar de que ese espíritu haya fructificado en Catalunya. Es lo mejor que podía pasar a la vista de la composición del Parlament, porque la otra alternativa que tenía Mas para ser investido, el pacto con el PP, hubiera comportado más problemas que soluciones.

Ahora hay que esperar que este buen clima se concrete en la composición del Govern, que sea un Ejecutivo abierto, como ha prometido Mas, y que empiece a trabajar para encarar los graves problemas que aquejan a la sociedad catalana.

Lectura española

El acuerdo entre CiU y el PSC significa, asimismo, que Mas ha entendido esta vez el mensaje de que los pactos con los socialistas deben hacerse en Catalunya, en lugar de acudir a Madrid para que el PSOE influya en el PSC. Por su parte, y en consecuencia, el PSC tiene la obligación de defender ante el Gobierno central los acuerdos a los que llega en Catalunya.

Así se podría iniciar también una etapa de colaboración con el Gobierno de Zapatero, sin esperar al Ejecutivo que salga de las próximas elecciones generales, pese a que, según la encuesta que publicamos hoy, el PP tiene posibilidades de alcanzar la mayoría absoluta en el Congreso, con el 44,5% de los votos (solo un 31% del PSOE) y entre 178 y 182 escaños.

Precisamente, el resultado de las elecciones catalanas es visto por el 64,4% de los españoles (contra sólo el 24,8%) como el primer episodio del cambio político en España. Además, Rajoy adelanta ya tanto en valoración como en confianza a Zapatero. La previsible derrota del PSOE se deberá indudablemente a la crisis económica que castiga las expectativas de los españoles y a medidas indispensables, pero impopulares, como la jubilación a los 67 años o la supresión de la ayuda de 426 euros a los parados de larga duración. Pero también a la incapacidad del Gobierno para comunicar la necesidad de esa política económica tras haber negado durante demasiado tiempo la crisis.

En ese momento, si se confirma la victoria del PP, CiU iniciará una nueva etapa, que dependerá de la amplitud de ese triunfo.