Perlas del papel

Tsunami informativo con polémica

La masiva filtración de Wikileaks genera aplausos, pero también recelos

Tsunami informativo con polémica_MEDIA_1

Tsunami informativo con polémica_MEDIA_1

ENRIC SALA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La nueva y mastodóntica entrega de documentos reservados por parte de Wikileaks hace correr casi tanta tinta de opinión como la propia información desvelada. La facilidad con que se han alterado -¿quizá para siempre?- los mecanismos de protección de información confidencial de los estados es sorprendente. La tecnología permite hoy a un soldado de EEUU acceder a servidores sensibles de su país y grabar en un cedé de Lady Gaga un tsunami de datos que luego esparcirá por el mundo un grupo dirigido por el misterioso Julian Assange. Suficiente para que algunos aplaudan y otros alcen las cejas y recelen.

Entre los primeros está Lluís Bassets, que en El País subraya que cada vez será más difícil negar el interés público de este tipo de revelaciones y apuesta por «nuevos poderes o contrapoderes emergentes no estatales, surgidos de la sociedad civil global y tecnológica, de los que Wikileaks es solo el primer y más espectacular ejemplar». En el mismo diario, Norman Birnbaum. una institución de Georgetown, afirma que la reacción de EEUU, entre la sorpresa y la ira, indica que a este país le es imposible «oír el mensaje central» de la filtración: «Que su aparato imperial persiste en una tarea cada vez más imposible, la extensión de su poder en un mundo que se resiste frente a él».En La Vanguardia, Lluís Foix pone de manifiesto cómo con Wikileaks irrumpe un «periodismo tecnológico que consiste en penetrar en las entrañas de un Estado o de un individuo arrancándoles la privacidad a la que todos pensábamos que teníamos derecho. (...) Todos tenemos un titular a cinco columnas que nos disgustaría ver publicado en un diario. (...) Puede que el Gran Hermano orwelliano vigile también nuestra libertad sin darnos cuenta de que la hemos perdido».

En la prensa de derechas, hay análisis más escatológicos. Así, en Abc Alfonso Rojo remata con un «¡qué cagada, mi brigada!» su crítica a Washington por despreciar que «hasta la más humilde oficina de Hacienda o la más pueblerina sucursal bancaria tiene mecanismos que hacen imposible sacar información sensible o llevarse una simple fotocopia». Y Antonio Gala escribe en las páginas de El Mundo: «La política, así en general, todo el que los ojee [los papeles filtrados], comprobará que es una mierda». Expeditivo.