La situación en el noreste asiático

¿Por qué Corea del Norte aún provoca?

Con su estrategia de la tensión, Pyongyang persigue normalizar las relaciones con Washington

¿Por qué Corea del Norte aún provoca?_MEDIA_1

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RAMÓN PACHECO PARDO

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Corea del Norte ha vuelto a centrar la atención mundial. Este martes su Ejército lanzó decenas de proyectiles de artillería contra la isla surcoreana de Yeonpyeong, cerca de la línea fronteriza entre las dos Coreas. Cuatro personas murieron y docenas resultaron heridas. La semana pasada, Siegfried Hecker, exdirector del Laboratorio Nacional de Los Álamos, reveló que científicos norcoreanos le habían mostrado una planta de enriquecimiento de uranio que podría servir a Corea del Norte para expandir su arsenal nuclear. Pero la mayor preocupación de Estados Unidos es el hecho de que la planta fue construida en un plazo inferior a 18 meses.

La pregunta que la comunidad internacional se hace cada vez que Pyongyang ataca a su vecino o muestra su último desarrollo nuclear es la misma: ¿por qué? Corea del Norte está localizada en el noreste asiático, una de las regiones del mundo con mejores perspectivas económicas. China y Japón son dos de las mayores economías del mundo. Corea del Sur es un país plenamente desarrollado. Corea del Norte podría beneficiarse de su localización y convertirse en el Vietnam del noreste asiático. Entonces, ¿por qué sus líderes parecen empeñados en evitar el desarrollo de su país y granjearse la antipatía de la comunidad internacional?

La principal razón que explica el comportamiento de Corea del Norte es la política de EEUU. Normalizar relaciones diplomáticas con Washington ha sido el objetivo fundamental de la política exterior norcoreana desde que Richard Nixon visitara China en 1972. Pyongyang ha mostrado repetidamente su deseo de establecer relaciones con EEUU. Así pues, ha evitado enzarzarse en provocaciones cuando la política de Washington ha sido más conciliadora. Tanto con Bill Clinton como con George W. Bush hubo periodos en los que Pyongyang colaboró con el OIEA en el control de su programa nuclear. Es más, Corea del Norte siempre ha mantenido la puerta abierta al diálogo con EEUU. Cuando lo ha habido, su comportamiento ha sido más constructivo.

Sin embargo, la política de Barack Obama se ha centrado en la presión económica. Hay una corriente de opinión en Washington que atribuye la decisión de Corea del Norte de comenzar a desmantelar su programa nuclear hace tres años a las sanciones de la ONU y del Departamento del Tesoro. Siguiendo esta lógica, una mayor presión forzaría a Corea del Norte a volver a ceder. No obstante, Kim Jong-il seguramente intuye que la política de Washington suele desarrollarse de acuerdo con una pauta bien marcada: presión seguida de diálogo una vez que las sanciones pierden eficacia. Mientras la Administración de Obama continúa deliberando sobre el formato de las inevitables negociaciones con Corea del Norte, Pyongyang puede seguir desarrollando su programa nuclear para tener una mejor baza en la mesa negociadora.

El estado de la política regional en el noreste asiático es la segunda razón de importancia a la hora de explicar las provocaciones de Corea del Norte. Este es un factor que EEUU a veces parece obviar. Sin embargo, líderes políticos y analistas asiáticos no dudan de que Corea del Norte tiene en cuenta el estado de la política regional antes de lanzar una provocación. El ataque a Yeonpyeong se produjo apenas 10 días después de que Seúl acogiera la última reunión del G-20, aplaudida en Asia como ejemplo del creciente poderío de la región.

Otros ejemplos de provocaciones norcoreanas al menos en parte relacionadas con la política regional incluyen el ensayo nuclear de octubre del 2006, que coincidió con el viaje del primer ministro japonés Shinzo Abe a Pekín, una visita clave tras las tensiones durante el mandato de Junichiro Koizumi. Asimismo, en el 2002 una patrulla de la Armada norcoreana hundió un buque surcoreano un día antes de la final del Mundial de Corea del Sur y Japón. Si nos remontamos a los años 90 del siglo pasado, el lanzamiento de un misil norcoreano sobre territorio japonés en 1998 tuvo lugar poco después de que Tokio y Washington relanzasen su cooperación en materia de seguridad. Incluso la primera crisis nuclear de 1993-94 fue en parte consecuencia de la normalización de relaciones entre China y Corea del Sur.

Así pues, Corea del Norte a veces reacciona a una mejora de las relaciones en el noreste asiático. Desde una perspectiva norcoreana, el acercamiento entre los países de la región a raíz de la actual crisis financiera es perjudicial, puesto que pone de relieve el aislamiento del Gobierno de Kim Jong-il. El papel más activo de Seúl en política internacional es otra daga en el corazón norcoreano, que hasta los años 70 del siglo XX competía con su vecino en materia económica y diplomática. Desafortunadamente para la comunidad internacional, las provocaciones militares y el desarrollo de su programa nuclear son la única manera que Pyongyang tiene de atraer la atención. No es de esperar un cambio de actitud hasta que EEUU y Corea del Norte se sienten a dialogar. Profesor titular del King's College de Londres.