Las elecciones del 28 de noviembre

Un cambio para levantar Catalunya

Hay que recuperar valores como el esfuerzo, el trabajo bien hecho, el ahorro y la responsabilidad

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ARTUR MAS

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A menudo me preguntan cuáles serán las prioridades de CiU para Catalunya en los próximos cuatro años. A todo el mundo respondo lo mismo: economía y educación. Mi primera y principal prioridad será levantar Catalunya y salir de la crisis. A este objetivo voy a dedicar las siguientes reflexiones.

Soy consciente de que todas las previsiones indican que seremos de los últimos en dejar atrás esta crisis. Pese a esto, quiero dar un mensaje de confianza cara el futuro. Vamos a salir de esta crisis. Catalunya tiene activos suficientes para reaccionar y salir reforzada, si bien algunas soluciones a la actual crisis no puedan ser ni fáciles ni rápidas. Por esto defiendo un cambio político.

El cambio político no significa solo un cambio de Gobierno, de siglas o de sillas. Significa liderar desde el Govern un cambio profundo de mentalidad y la forma de hacer las cosas. Pero con el cambio político no es suficiente. Todo el país deberá ponerse a trabajar para recuperar la confianza y volver al camino del crecimiento. Y esto debe venir, en primer lugar, por la recuperación de valores como el esfuerzo, el trabajo bien hecho, el ahorro, la responsabilidad, la solvencia o la seriedad. Valores que han identificado históricamente la forma de ser de Catalunya.

Es cierto que la situación de partida no es la más favorable: paro del 17%, tasa de riesgo de pobreza del 20%, fracaso escolar del 30% y paro juvenil del 40%. Ningún país puede encarar así su futuro. Si no superamos la crisis económica actual, las consecuencias sociales serán todavía más graves y no nos podremos plantear ningún reto como país. Por lo tanto, tenemos dos misiones: recuperar el crecimiento económico y crear empleo, y hacer un cambio de orientación del modelo productivo para evitar repetir errores pasados.

Ahora no es el momento de subir los impuestos que pueden retrasar la recuperación. Nuestra apuesta pasa por la moderación fiscal. Es por eso por lo que, si las condiciones presupuestarias lo permiten, revocaremos los aumentos aplicados en los últimos meses.

Otra cosa que falta hacer es devolver la normalidad a la financiación de empresas y familias. El acceso adecuado al crédito es para la actividad productiva como el sistema circulatorio para el cuerpo humano. Ya podemos tener un buen corazón o el mejor de los cerebros, que si la sangre no llega a todo el cuerpo, no saldremos adelante. En este sentido, las medidas aplicadas hasta ahora no han funcionado. Hace falta impulsar un potente plan de avales públicos que permita a las entidades financieras reducir el riesgo que asumen al cerrar una operación, y hace falta exigir la aplicación de la ley de morosidad entre Administración y empresas, aprobada por unanimidad en las Cortes. Y, finalmente, si se necesitan recursos para crear este sistema de avales y pagar cuando toca, puede hacerse una emisión de bonos, pero, en lugar de destinarla como ahora a cubrir necesidades de tesorería, la dedicaremos a financiar la actividad productiva del país.

La industria, la internacionalización y la innovación son las apuestas de futuro. Hace falta una política industrial activa que potencie los factores de productividad de nuestra economía. Tenemos una industria que necesita de infraestructuras que vertebren el país, como el corredor mediterráneo y el eje Ebro-Pirineo. Será necesario, además, poder gestionar nuestras propias infraestructuras. ¿De qué sirve tener una gran terminal si al final su destino principal es proporcionar viajeros al aeropuerto de Madrid?

No puede ser que los políticos y gobernantes apelen siempre a la mejora de la competitividad y productividad de las empresas y se olviden sistemáticamente de promover la competitividad en lo que es directamente de su competencia, en lo que no pueden delegar en otros: es decir, la Administración pública. Una Administración que debe ser reformada a partir de tres objetivos: austeridad en la gestión, agilidad administrativa y reducción de las estructuras políticas de esa misma Administración.

Y, en último término, apostamos por un pacto fiscal con el Estado para tener plena capacidad de gestionar nuestros impuestos, que nos dé más recursos y que nos permita reducir el déficit fiscal a la mitad. Aquí nos jugamos parte de nuestro futuro. Si queremos ser competitivos, no puede ser que cada año dejemos marchar entre el 8% y el 10% de la renta que Catalunya genera sin ningún límite. Soy consciente de las dificultades que comporta lograrlo, pero, si contamos con el apoyo mayoritario de la sociedad catalana, al final lo conseguiremos.

Para que todas estas propuestas sean posibles, nos hace falta un nuevo Govern, serio, fuerte y coherente; la corresponsabilidad con toda la sociedad; y restaurar el valor social de la empresa, entendida como el punto de encuentro entre empresarios y trabajadores. Queremos que el futuro Govern de CiU sea un Gobierno que actúe. No se trata solo de ir administrando el día a día, se necesita liderazgo. Es decir, visión a largo plazo, coraje, iniciativas, voluntad de asumir riesgos, ser capaz de rectificar cuando haga falta. Este será nuestro compromiso para levantar Catalunya. Este será mi compromiso.

Presidente de CiU.