Opinión | Editorial

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Incoherencia taurina

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

El Parlament aprobó ayer la proposición de ley que blinda los festejos taurinos populares conocidos como correbous. El abrumador resultado de la votación -hubo 114 a favor, 14 en contra y cinco abstenciones- desmiente por sí solo los argumentos de los partidos nacionalistas catalanes cuando negaban que en la prohibición de las corridas, hace solo dos meses, hubiera un componente identitario. Porque si la razón determinante era la protección de los animales, debería haber servido tanto para las corridas en la plaza como para los correbous en la calle, y ha ocurrido todo lo contrario.

Es cierto que entre las corridas y los correbous hay diferencias, la principal que en las primeras se mata al toro y en los segundos no. Pero no se puede negar que en estos espectáculos callejeros hay también crueldad y se propicia la diversión a costa del sufrimiento de los animales, principal argumento de los antitaurinos.

En la votación de ayer, los únicos partidos coherentes, aunque por motivos opuestos, fueron ICV y el PP. Iniciativa se opuso a los correbous, como lo había hecho a las corridas, y el PP los apoyó, igual que hizo con la tauromaquia. El PSC dio libertad de voto en ambos casos, pero con una gran desproporción entre las dos votaciones, y CiU y ERC votaron de manera opuesta: por prohibir los toros y por proteger los correbous. Además del argumento identitario, ambos partidos echaron mano de otro tanto o más decisivo, el electoralista, para no perder votos en las Terres de l'Ebre. Cuando hay elecciones en el horizonte, la coherencia es un valor en baja.