Opinión | editorial

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Indignidad en el Raval

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

{"codeEmbed":{"html":"<div></div>","responsive":"none"}}

La explosiva suma de crisis y carestía de la vivienda está dando lugar a un insospechado fenómeno inmobiliario en Barcelona, de momento concentrado en el Raval, y que puede ser definido sin exageraciones como barraquismo urbano. Más de un centenar de personas se han instalado en tres inmuebles de las calles de la Cera y de Salvador que, desde su ya lejana construcción y durante décadas, cumplieron la función para la que fueron concebidos (pequeños talleres o despachos), pero en los que en ningún caso se puede vivir: no disponen de agua corriente, ni baño ni cocina y son solo un miserable espacio desnudo en el que cobijarse.

Pero lo sorprendente y doloroso de esta infame situación es que los protagonistas no son okupas, sino personas que, forzadas en muchos casos por la necesidad, han alquilado legalmente los cuchitriles aun a sabiendas de que ni la legislación ni el sentido común permiten su uso como vivienda. Como lo saben también, de forma inequívoca, los propietarios de los tugurios, que obtienen unos beneficios tan ilegítimos como obscenos. Este sórdido panorama tiene además otras víctimas: los vecinos de la zona, que sufren los malos hábitos de algunos instalados en los cubículos.

Una capital europea como Barcelona no debe tolerar estas situaciones. La crisis y la pobreza son difíciles de combatir, pero los poderes públicos no pueden permanecer impasibles ante una indignidad tan flagrante. El Raval, que estos días celebra con inquietud el décimo aniversario de un proyecto estratégico como la rambla del barrio, merece una reacción.