Nacionalismo que no da para comer

El pasado domingo, el30 minutsde TV-3 hurgó en los verdaderos motivos que han llevado a los hijos del fotógrafoAgustí Centellesa vender el archivo de su padre a Salamanca. Una hora más tarde, lo teníamos muy claro: por dinero. Es legítimo que, con lo que les dejó el padre, los dos hermanos traten de procurarse el mejor plan de pensiones posible gracias a los 700.000 euros del Ministerio de Cultura (aquí, laconselleriasolo llegaba hasta los 500.000). ¿Y usted qué habría hecho? ¿Habría primado Catalunya o el propio bolsillo? ¿Está seguro de que, por dinero, no habría llevado también los negativos al Archivo de la Guerra Civil? De tuyas a mías, ya se sabe...

En realidad, el interesantísimo reportaje, tituladoMemòria fotogràfica, aprovechaba para plantear lo que ocurriría también con otros archivos de fotógrafos comoJoan Colom oOriol Masponscuando ya no estén.

De pronto, elefectoCentelles ha creado un precedente. Las autoridades tiemblan mientras los hijos de los grandes fotógrafos se frotan las manos con el dineral que pueden llegar a arañar.

Àlex,el hijo deOriol Maspons,sentado en el sofá junto a su padre, dijo una de las grandes frases del año: «El nacionalismo está muy bien para ir a ver al Barça, pero no nos da de comer». En casa nos levantamos de la butaca y aplaudimos. Desde aquella definición escatológica que tanto le gusta repetir aAlbert Boadella(«los nacionalismos son como los pedos, solo se aguantan los propios») no escuchábamos una tan certera.Àlex Masponsno escondía las cartas y admitía que considerarían ofertas, tanto si venían de un ministerio francés, como de uno español como de unaconselleriade aquí. Quedó clarísimo: siempre al mejor postor.

No nos engañemos, es la nueva mirada catalana. Hay quien pasará a la historia, y con todo el merecimiento, por unos cuantos miles de fotografías magníficas. Y hay quien no pasará por 200.000 euros. Ya se sabe, «el nacionalismo no da para comer». Magnífica síntesis de dónde estamos y hacia dónde vamos.