El epílogo

¿Conjeturas injuriosas?

ENRIC Hernàndez

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En vísperas electorales, todos los partidos tienen los nervios a flor de piel. Los que gobiernan en Catalunya, porque las encuestas vaticinan que en breve pueden perder cargos y prebendas. Y los que aspiran a hacerlo, por el temor a que acontecimientos imprevistos trunquen su expectativa de recobrar el poder tras siete largos años de abstinencia. Estado de permanente ansiedad que explica la deriva por la que CDC se ha precipitado este fin de semana. Y si no, recapitulemos.

El pasado sábado, este diario desveló que nuevos documentos entregados al juzgado por la actual cúpula del Palau de la Música indicaban que Fèlix Millet controlaba adjudicaciones públicas del Govern de CiU y pedía a los beneficiarios una comisión del 4%, a repartir con CDC y su fundación, la Trias Fargas. Pese a que se mostraban documentos hallados en los ordenadores de las secretarias de Millet y Jordi Montull, Convergència negó «veracidad» a las informaciones de EL PERIÓDICO, que tachó de «conjeturas injuriosas».

Ayer, cierto diario de la competencia añadió que desde 1999 Millet negoció con el entonces responsable de finanzas de CDC, Carles Torrent, el reparto de comisiones y la adjudicación de obras públicas del Govern de Jordi Pujol. ¿Desmintió CDC la noticia? ¿La achacó a «conjeturas injuriosas»? No, solo precisó que ignoraba que Millet se relacionara con quien administró el partido hasta su fallecimiento, en el 2005.

Depurar responsabilidades

Con el empeño que el equipo de Artur Mas ha mostrado en que la televisión pública catalana silencie las informaciones de este diario sobre el caso Palau y abrace la línea editorial del rotativo que ayer publicaba esta documentación, es comprensible su estupefacción al constatar que el curso de las investigaciones – no las del juez Juli Solaz, aún ignotas— doblega hasta las más inquebrantables adhesiones periodísticas. Pero nada justifica que CDC se enroque en el clásico victimismo: hizo lo propio con los pagos del Palau a la Trias Fargas, que al final tuvo que devolver. Más le vale a Mas rendir cuentas y depurar responsabilidades antes de que otros lo hagan por él.